Este edificio-máquina de Giacomo Mattè-Trucco fue abierto y puesto en funcionamiento en 1923 en Lingotto, un barrio de Turín, Italia.
‘La materia prima entraba por la parte inferior, y se iban transformando en automóviles mientras subían en espiral por el interior del edificio. El vehículo acabado aparecía en el terrado, donde se encontraba un circuito de pruebas oval con curvas peraltadas y esperaba un piloto de competición, para dar una nueva vuelta y comprobar su correcto funcionamiento. Fue, en su día, la mayor fábrica de automóviles del mundo, considerándoselo un edificio de vanguardia, muy influyente e impresionante; tanto que Le Corbusier le llamó «una de las mejores imágenes de la industria», y una «guía a seguir para el diseño de las ciudades». 80 modelos diferentes fueron fabricados a lo largo de su historia, incluyendo el famoso Fiat Topolino de 1936.’
Tras su cierre en 1982, la fábrica inició una transición de ‘edificio-máquina’ a ‘híbrido arquitectónico’. Esta mutación pone en valor la idea de que un mecanismo arquitectónico es capaz de transformarse y adaptarse, haciendo de su flexibilidad un valor tanto económico como social.
‘La fábrica quedó desfasada en los años 1970 y la decisión finalmente tomada fue de cerrarlo en 1982. El cierre despertó un debate público sobre su futuro, y sobre el cómo recuperar el potencial industrial perdido en general. Se hizo una competición arquitectónica, que fue ganada por Renzo Piano, quien visionó un nuevo espacio público para la ciudad. La vieja fábrica se convirtió en un moderno complejo, con salas de conciertos, cines, un centro de exposiciones, tiendas y un prestigioso hotel. La reconstrucción acabó en 1989. Aun así, sigue siendo considerado por muchos una de las piezas más bellas de la industria.’