El pasado sábado 7 de noviembre tenía lugar en Madrid una marcha multitudinaría contra las violencias machistas. Colectivos feministas llegados de todo el Estado, tomaron las calles de la capital para visibilizar y denunciar un terrorismo que en lo que va de año ha acabado con la vida de 89 mujeres (cifras feminicidio.net).
El objetivo del 7N era el de visibilizar esta lacra y denuciar que los feminicidios no queden en olvido, así como condenar el sensacionalismo con el que estos asesinatos son abordados en los medios de comunicación. No pocos de éstos se refieren a ellos como «crímenes pasionales», «violencia familiar», «arrebatos»… configurándolos así como fruto de la irracionalidad, rebajando la gravedad del asunto y no plasmándolos en su total complejidad, como la forma más brutal de una violencia sistémica.
Igualmente, la intención de la convocatoria era poner en la agenda política compromisos con vistas a las próximas elecciones del 20 de noviembre. Los recortes en políticas de igualdad así como en los programas de prevención de la violencia de género han sido brutales. Según infolibre «los 44 millones de euros que sumaban los programas de prevención de la violencia de género y políticas de igualdad para este 2015 son un 27,5% menos de lo que se disponía en 2011. Es decir, se han perdido 16,9 millones de euros».
48 horas después de la marcha 5 mujeres eran asesinadas. El terrorismo machista campa a sus anchas en nuestro país, y mal que nos pese, poco o nada tiene que ver con la edad. Según una investigación del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud «más del 80% de los jóvenes españoles conoce actos de violencia en parejas de su edad». Es más «las adolescentes aparecen como protagonistas de actos como revisar el móvil, impedir ver a sus amigos o saber dónde está. Entre los jóvenes varones es más habitual la intimidación, el control personal y emocional, la violencia física y verbal o la violación de la intimidad.»
El sistema patriarcal ha conseguido consolidar un sistema de poder y dominación en el que la violencia hacia las mujeres se naturaliza en todas sus formas e incluso se invisibiliza. Queda todavía mucho por hacer, necesitamos feminismos combativos con los que atacar este orden criminal. ¡Nos queremos vivas!.
«La cultura patriarcal nos culpabiliza sin que la sociedad, los medios de masas y los poderes públicos se enfrenten a los mitos misóginos y anti feministas» (manifiesto 7N)