De nuevo asistimos a la gala que culmina la temporada de premios del cine en el Dolby Theatre de Los Ángeles. Este año, una vez más sin maestro de ceremonias. A los Oscars se les empieza a atragantar esta fórmula, que repite por segundo año consecutivo con una celebración nuevamente aburrida, que despertó poco interés.
Eso sí, una gala que sin duda pasará a la historia por habernos sorprendido, en lo que al producto se refiere, contra todo pronóstico. Que lo anticipase Cannes, no anticipaba nada; los franceses, con baguette de mantequilla en mano, se permiten, y quieren y pueden, empoderar ciertas perlas del cine que Hollywood no puede y no quiere. Nunca antes una Palma de Oro había demostrado tener mayor trascendencia en una gala de los Oscars.
Este año, sin embargo, Parásitos ha cambiado la historia en Hollywood.
Parásitos, Parasite, Gisaengchung… la película que obtuvo la Palma de Oro en Cannes se ha convertido en la histórica película extranjera en hacerse además con el premio a la mejor película, también en Hollywood.
Bong Jo Ho se ha colado en casa de los americanos como se colaron los suyos en la de la familia Park. Ambos disfrutan ahora de sus elogios y manjares. Pero… ¿Cuánto tardarán en volver a mandarnos señales en morse desde el sótano?
A costa de ello, algunos han salido heridos. Y comprensiblemente. Salir del sótano puede perturbarnos a todos. Aunque la historia que sale a la luz merece mucho más la pena.
Tarantino se queda sin el guion ya anunciado por los BAFTA o los Globos de Oro por Érase una vez en Hollywood, que tal vez esta vez se merecía más que nunca. Y le sobran diez minutos de un metraje de tres horas para demostrarlo. El mejor Tarantino, más suculento y febril que nunca, ha llenado la sala de desternillante locura y exquisita composición; y un Bratt Pitt que se despide de la actuación alcanzando por fin su estatuilla, como mejor supo llegar a ella: mostrando un poquito de six-pack.
1917 también sale herida de la guerra, aunque bien ha sido recibida su estatuilla de mejor fotografía para Roger Deakins . ¿O no es cierto?
Sam Mendes ha hecho un gran trabajo en la dirección, y Deakins o Thomas Newman; pero la guerra solo sigue hablando de hombres, y no nos importa en absoluto que se haya despeñado.
De otra parte, una Scarlett Johansson sublime lucha una guerra muy distinta en pleno holocausto nazi. ¡Y no todo está visto al respecto! El imaginario de Jojo Rabbit reinventa las historias sobre el III Reich. Y Taika Waitiki compone, dirige e interpreta una película cálida, creativa, simbólica y humana sobre un mundo cruel, que gana en la categoría de mejor guion adaptado.
No obstante, y no contenta con su carismática interpretación, Scarlett Johansson vuelve a ponernos los pelos de punta, ahora junto a Laura Dern, la por fin oscarizada actriz secundaria, que ha de decirse: también le ha ayudado mucho. Historia de un matrimonio, es otra de esas películas que no dicen nada, porque no estamos dispuestos a escucharlo. Es tierna pero mordaz. Una historia sobre el amor incompatible de dos personas que, en esencia, nunca han compartido los mismos valores, pero que, sin embargo, comparten una vida en común: y vaya qué incoherencia.
A pesar de ello, Sacarlett no recibe el premio como mejor actriz principal, que va para salvar la deuda con René Zellberger; ni como secundaria, que se lo queda Dern.
Joaquín Phoenix no se echó a reír esta vez cuando le concedieron el Oscar a mejor actor principal, y eso evitó un momento de tensión con la presentadora de su categoría, Olivia Colman. Pero lo que sí hizo mejor que nadie fue, eso sí, darnos el discurso.
El Joker también se despeñó como mejor película, aunque todas las apuestas la posicionaban como la gran rival de Parásitos en esta categoría. No se fue a casa vacía, en cambio, ya que su genial banda sonora, entre la que se encuentran artistas como The Guess Who, los Bee Gees, The Doors, Aretha Franklin o su brillante compositora, Hildur Guðnadóttir; recibió el reconocimiento esperado.
De nuevo Pixar gana su estatuilla, y ya parece haber perdido la cuenta de las que tiene en su haber (en los últimos cinco años ya son 3). El infinito mundo imaginario de Toy Story y Pixar sigue siendo apasionante edición tras edición. No hay nada en la película que no funcione.
Almodóvar y Banderas se vuelven a casa vacíos, como era previsible, cediéndole el paso de nuevo a la comedia negra de suspense que nos ha contagiado a todos, y que también se lleva su cuarto premio de la noche a mejor película extranjera: Parásitos.
En la alfombra roja triunfaron discretamente algunos vestidos y nada fue especialmente reseñable esa noche. Nada, excepto Parásitos, el meñique de Brie Larsson y el “olor a pobre”.
[…] Luisa GonzálezArtes circenses – Lluís TalaveraCloser, vaivenes tóxicos – Mar SolazÉrase una vez Hollywood. Parásitos – María GálvezNihilismo y censura: la Nada de Janne Teller – María Rodríguez […]