Quitar lo idealizo a veces nos pilla de sorpresa, pero no nos impacta. No es la primera vez que el cine retrata la figura de la escritora Karen Blixen, pero en esta ocasión nos muestra otra mirada, otro ángulo de la famosa escritora. Una vida llena de dolor en su cuerpo y de dolor producido por sus manipulaciones, con el fin, por parte de ella, de generar cultura, buenos autores, pero sin tener el cuenta el daño que causa todo los que les rodean a esas personas.
Karen Blixen, con 63 años, ha obtenido el reconocimiento del gremio, y parece que será la próxima escritora en ganar el Premio Nobel de Literatura. Después de escribir Memorias de África y perder al amor de su vida decide regresar a su Dinamarca natal para cambiar de vida, pero con la literatura como fondo. Piensa que ha llegado una época de relax, pero todo alcanza el desequilibrio cuando conoce al poeta Thorkild Bjørnvig de 29 años. Karen quiere lanzarle al reconocimiento literario, pero para ello tendrá que obedecer completamente sus órdenes. ¿A qué será capaz de renunciar él para ser un gran poeta?
Hay una estética clásica, un vestuario que nos emplaza a la época, unos colores que buscan el equilibrio en los personajes, esa neutralidad en lo blanco, destacando la frialdad de la protagonista, Karen Blixen, y los tonos neutros en otros personajes, como en el otro protagonista, el joven poeta Thorkild Bjørnvig.
Y de la estética nos vamos al guion que nos emplaza a viajar por el maquiavelismo complejo de Karen hacia la figura de Thorkild, todo partiendo de la supuesta ayuda, y que con sigilo nos mostrará sus armas para llevarse a su terreno a su discípulo. La quietud de las imágenes nos deja inmersos en esa absorción de la persona, de cómo el cambio se produce lentamente, pero con rapidez de cara a los demás.
Un pequeño reproche, hay pequeños giros y tramas que se repiten, siendo algo innecesarios para meternos más en la historia, todo está bien hilado. Y se agradecería que ese tercer personaje del triángulo, la mujer del poeta apareciera más, con más protagonismo.
Hace poco hemos podido disfrutar de otra versión de la escritora Karen de María Pérez Sanz, interpretada por Christina Rosenvinge, un retrato mucho más amable de la escritora, donde su soledad sobrevuela otros aspectos de su vida, un retiro espiritual y mucho más complaciente ante las personas que rodean su vida.
Aquí el personaje está interpretado por Birthe Neumann, una interpretación elegante, solemne con un vestuario que engrandece a la figura de la escritora, y dejando mostrar por momentos sus debilidades e inseguridades. Rosenvinge actúa igualmente, pero siempre con menos prepotencia, su papel no lo requiere. Dos interpretaciones dispares para un mismo personaje que lo separa la edad de la interpretación de la protagonista.
El pacto es un duelo entre la inocencia y la manipulación para lograr los sueños.
Renunciar a algo por el hecho de cumplir el sueño que has deseado. Vaya que la narrativa que muestras en tu trabajo, va muy de la mano con la realidad. En muchas ocasiones las personas prefieren renunciar o perder mucho por cumplir un sueño que a la larga puede no traer la satisfacción total.
Parece un film muy interesante que con la intriga que desata, habrá que verlo para comprender más que aconteció con este joven poeta.