Pronunciar desde la memoria. Decirlo todo, de todas las maneras. Que algo pueda pronunciarse implica que existe también lo que es, per se, impronunciable. Lo que queda en la punta de la lengua. Algo que sólo puede hacerse efectivo mediante el símbolo.
Hay en Uttered (STI Ediciones, 2019), el libro último de Mapi P. Freixas, una apuesta por lo simbólico para redefinir lo que pertenece a la memoria. A lo que existe, aunque ya no sea. Y lo hay porque, dicho de una manera sencilla, no se trata de un libro actual –en cuanto a lo que se entiende por actualidad o modernidad de algo escrito- sino que pertenece a un pasado que había que hacer devenir presente literario.
Si pensamos sobre el símbolo y acudimos a Deleuze, advertimos que lo simbólico debe entenderse como la producción del objeto teórico original y específico[1]DELEUZE, Gilles. 1973. «À quoi reconnaît-on le structuralisme ?», en Châtelet, François (ed.) Le XXe siècle. Histoire de la Philosophie (vol. VIII). Paris: Hachette, p. 303. Para Deleuze, el símbolo está en el origen de lo literario. De hecho, es esta idea del símbolo como producción del objeto teórico original, irreductible a una forma, una esencia o un significado simple, la sostenida, en mayor o menor medida, por la escuela simbolista. Por eso, la liberación simbólica representa una verdadera revolución poética.
Es aquí, entonces, en esta revuelta contra la exterioridad (contra la retórica y la tradición materialista), esto es, en el esfuerzo por desenganchar la esencia última -el alma- de lo que existe y puede ser realizada por la conciencia, en esta obediente espera en cada símbolo, mediante el que el alma de las cosas puede hacerse visible, donde la literatura, soslayada por tantas cargas, puede finalmente alcanzar la libertad y su discurso auténtico.
Uttered puede pronunciarse porque está liberado, desencadenado: «Alcanzo ese lugar / entre los dedos / donde las cosas / son lo que parecen»[2]FREIXAS, Mapi P. 2019. Uttered. Zaragoza: Sindicato de Trabajos Imaginarios (colección dasein), p. 16.
Tal desencadenamiento nos ofrece una imagen poética casi como si fuera una revolución social. Allí, la literatura alcanza una verdadera libertad, y el discurso auténtico del que Freixas hace gala es, no por nada, un nuevo idioma, capaz de evocar la esencia de las cosas. A través del símbolo de lo pronunciable, hace visible lo que Symons, en su manifiesto simbolista, llamaba el alma de las cosas[3]Vid. SYMONS, Arthur. 1989. The Symbolist Movement in Literature. London: Heinemann, p. 10. La poeta no se coloca a sí misma en una posición de dominio del significado, ya no se trata de valorar una conciencia, sino que, al contrario, al evocar tal alma, al pronunciarla (entiendo aquí pronunciación no sólo como traducción de Uttered, el título original del libro, sino como pronunciamiento, como rebelión lingüística), se enfatiza el paso de una subjetividad unitaria a una valorización de los procesos del lenguaje, cuestionando lo real todavía servible.
Por lo tanto, es a través del símbolo que el juego de presencia y ausencia se realiza en toda su esencia.
El concepto de símbolo permite al lector reclamar la producción de un significado confiscado durante mucho tiempo por una suerte de auctoritas, ubicada fuera de él.
Tenemos que pensar, por tanto, acerca de lo que significa escribir sobre el recuerdo, lo ya sido, lo que fue real en un momento: «si no lo dices / nadie lo notará»[4]Freixas, Op. Cit., p. 59. Si no lo pronuncias, todavía pertenecerá al pasado. No habrá, en fin, devenido aún poema.
Nadie lo notará, que es como decir que el símbolo, la palabra misma del libro, es una representación que no reproduce sólo las cosas todas, sino que, de alguna manera, oculta tanto como revela, como hemos explicado ya en las palabras introductorias[5]ARANA, Daniel. «Pronunciar, decir poema», en Freixas, Op. Cit., p. 9. Es una reproducción de lo acontecido que no gusta de ser reproducida y que, por tanto, no puede alcanzarse en su totalidad.
Leer Uttered, al menos tal como nosotros lo hemos visto, es, en el fondo, tratar de buscar el infinito –de un pasado- encerrado en una obra terminada. El diálogo con Schlegel, por lo tanto, que insistiría en el hecho de que la belleza es una representación simbólica del infinito, parece recurrente, como lo es con Symons y con Deleuze. Trátase pues, a nuestro juicio, de llevar, mediante esta poética, el infinito a la superficie cuando existe simbolización. No es tanto participar de una trascendencia metafísica, sino que la voz de Freixas siga siendo poética: es una multiplicación de simbolizaciones.
Uttered supone, si no otra cosa, una valoración del símbolo en contra de la alegoría: donde esta última haría explícito el vínculo (y, por lo tanto, la frontera) entre la imagen y lo que representa, el símbolo manifiesta la unidad de ambos y encontraría su esencia en la búsqueda de esa unidad.
El símbolo ya no es un simple abrirse al infinito en el sentido de un absoluto literario (es decir, acceso a un infinito, pero también ideal y uno, por lo tanto indivisible), sino que es apertura de significado, pluralidad de significados. La muerte del autor, proclamada por Barthes a finales de los sesenta, es sólo una extensión de esta apertura del proceso de simbolización del texto.
Freixas ha escrito un libro, pero no es su autora, o no entendida en el concepto tradicional del término. Aquello a lo que el lector accede es algo de lo que su autora ya ha escapado.
La pregunta no es, entonces, la de aquel poema de Yeats, «¿Cómo podemos distinguir al bailarín del baile?»[6]Nos referimos aquí al poema «Among School Children», en YEATS, William Butler. 1950. The Collected Poems. London: Macmillan, p. 245, -que Paul de Man analizaba en su bellísimo Allegories of Reading[7]DE MAN, Paul. 1979. Allegories of Reading. Figural Language in Rousseau, Nietzsche, Rilke and Proust. New Haven: Yale University Press, pp. 11-12[– esto es, cómo separar, del símbolo, lo que simboliza y lo simbolizado, sino que se acerca a una suerte de epifanía joyceana, como la de Gabriel en Dublineses, que se pregunta «qué podía simbolizar una mujer que se mantiene en la sombra, en una escalera, escuchando una música lejana»[8]JOYCE, James. 1968. «The Dead», in Dubliners. London: Jonathan Cape, p. 240.
La pregunta sin respuesta de Gabriel postula la separación del simbolizador y lo simbolizado, de tal manera que sólo permanece el simbolizador. La trascendencia metafísica que supone la existencia de lo simbolizado ha desaparecido. En este contexto, el arte se convierte en el refugio final: en ausencia de una respuesta a su pregunta, todo deviene abstracción artística.
Mapi P. Freixas, en Uttered, ha transformado el poema de la memoria en su propia abstracción. Lo que, por pertenecer al pasado, podía resultar impronunciable, puede decirse como se dicen «los nombres de las cosas»[9]Freixas, Op. Cit., p. 52.
La polisemia poética, ese decirlo todo de todas las maneras, es en realidad una simbolización compleja que permite, a través de la multiplicación de simbolizaciones, excluir la «presencia de las cosas» para poder hablar, pronunciar allí a partir de dicha exclusión. No es una cuestión de «pluralidad semántica», porque de su poética no surge una multiplicidad de designaciones, sino una simbolización múltiple, es decir, que se mencionan varias cosas simultáneamente.
El mundo está hecho para significar. El lenguaje y la simbolización son los medios por los cuales se produce el significado, de manera que no existiría incompatibilidad entre la poesía y el mundo. Al enfatizar el poema como una forma de ver y no como lo que es visto, como «pátina del tiempo que no sabe de espejos»[10]Ibíd., p. 97, Freixas muestra, a nuestro juicio, que el símbolo puede ser no ya una pregunta por la memoria, sino una mera búsqueda de significado, acaso de verdad.
Título: Uttered |
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Referencias
↑1 | DELEUZE, Gilles. 1973. «À quoi reconnaît-on le structuralisme ?», en Châtelet, François (ed.) Le XXe siècle. Histoire de la Philosophie (vol. VIII). Paris: Hachette, p. 303 |
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↑2 | FREIXAS, Mapi P. 2019. Uttered. Zaragoza: Sindicato de Trabajos Imaginarios (colección dasein), p. 16 |
↑3 | Vid. SYMONS, Arthur. 1989. The Symbolist Movement in Literature. London: Heinemann, p. 10 |
↑4 | Freixas, Op. Cit., p. 59 |
↑5 | ARANA, Daniel. «Pronunciar, decir poema», en Freixas, Op. Cit., p. 9 |
↑6 | Nos referimos aquí al poema «Among School Children», en YEATS, William Butler. 1950. The Collected Poems. London: Macmillan, p. 245 |
↑7 | DE MAN, Paul. 1979. Allegories of Reading. Figural Language in Rousseau, Nietzsche, Rilke and Proust. New Haven: Yale University Press, pp. 11-12 |
↑8 | JOYCE, James. 1968. «The Dead», in Dubliners. London: Jonathan Cape, p. 240 |
↑9 | Freixas, Op. Cit., p. 52 |
↑10 | Ibíd., p. 97 |