A veces alguien está sentado en un aula, en una sala de conferencias o en cualquier espacio pensado o no para acoger una enseñanza, y ocurre que dicho individuo se despega fácilmente del hilo conductor que el foco emisor trata de confiarle. En ese momento, lo más fácil es que su mente divague, viaje y trate de enredarse en sus dilemas vitales más próximos. En ese mismo momento, uno se crece y, a pesar de desconocer las sabias y enredosas palabras del emisor, es capaz de mirar por encima del hombro [humildemente, como no] al susodicho hablante… y es que el tiempo me ha enseñado lo valioso de hacer valer nuestros segundos respirados; ya sea en la ignorancia o en el climax de la sabiduría.
Se acerca una fecha bonita y especial para mi, el 11 del 11 de 2011, por ello aquí os dejo el vídeo con una de nuestras canciones que nos animamos a grabar durante un ensayo, como ya os enseñé hace algún tiempo con otra de ellas. Me costó dar el paso de traerlo aquí, debido a la credibilidad que intentamos tener… pero, ¡qué leches! ¿Acaso los sueños de uno mismo no tienen cabida en el paquete de lo creíble? Ahí me la juego… jeje, nosotros somos CientoOnce, y esto se titula, Clases de dualidad.
Está muerto el tiempo…
Cuando paso mucho sin mirar… aprendo de la gente del lugar
Y no lo entiendo… dijeron que era bueno
Pero el corazón no aprende nada de estas cuatro paredes que no dan…
Clases de dualidad