Una buena película de terror ha de contar con su buena ración de sustos, de intriga, de muertos en el camino, e incluso con un final abierto que permita la reencarnación del villano y que continúe con su carnaval sangriento en próximas entregas. Cuando se trata de un documental el que ofrece todo esto y, además, sitúa la acción en una sólida base documentada de realidad, el terror se hace más cercano, más sentido, más doloroso. Palabras como STELLARWIND, METADATOS, TEMPORA, X-KEYSCORE, SIGINT, GCHQ Buda, UDAQ, POTUS……….me eran desconocidas, y probablemente su inclusión en este comentario provoque que numerosos sistemas informáticos “inteligentes” del planeta rastreen el mismo si el documental cuenta un mínimo de verdad.
La N.S.A., o sus acólitos serviles, dispone de, al menos, 20 estaciones mundiales de almacenaje de “metadatos”, cada estación es capaz de intervenir simultáneamente 1.000.000.000 de llamadas telefónicas, multipliquen por 20 y por minuto. Es el fin de la privacidad, de la libertad, de la intimidad, y todo ello bajo el manto y la cobertura de una más que despreciable legalidad. Obviamente el documental carga contra Obama, la “gran esperanza blanca” cuya alma se ha manifestado con una negrura digna de sus predecesores, será que ser el presidente de la nación más poderosa implica perder los ideales por el camino, “Idus de Marzo” de Clooney lo retrataba muy bien, galgos o podencos todos terminan siendo perros de presa.
A la sospecha que todos podemos tener se incorporan los datos, los documentos, los gráficos, unos mensajes encriptados que recibe la cineasta de parte de un sujeto llamado “Citizenfour” da origen al inicio de la historia, los primeros datos suministrados buscan lograr la cooperación de grandes medios de comunicación para revelar la información que se posee, organizándose un encuentro de una semana en Hong Kong, la persona que se encuentra detrás de Citizenfour no es otro que Snowden, el informático norteamericano, empleado de una subcontrata privada que trabaja con/para la N.S.A. y que, abrumado por lo que va conociendo en su trabajo, decide revelar y abrir la puerta de las cloacas del estado de derecho a sabiendas de que pasará a ser un fugitivo de por vida. Detrás del documental están Anonymous y Wikileaks, pero también está The Guardian en el Reino Unido y la CNN y el Washington Post en EEUU, es decir, no vale decir que estamos ante unos antisistema paranoicos que ven espionaje por todos los lugares. Las revelaciones que surgen de la filtración de datos provoca una reacción oficial, ¿la lógica de renunciar a este sistema de escuchas? Ni mucho menos, lamentarse de la revelación porque afecta a la seguridad nacional y reclamar la entrega y enjuiciamiento de Snowden, presionar a los medios para que no divulguen informaciones que nunca se dice que sean falsas y continuar con las prácticas perversas.

¡Brillante Miguel! Sin duda uno de los grandes docu-thrillers de la década.
Gracias Ángel por tus palabras. Sí, toda una maravilla. 🙂
Un saludo.