El turismo no es una industria del espacio, sino del tiempo
Jose Miguel Iribas ha colaborado en cerca de 40 planes de ordenación urbana a nivel nacional. Ha desarrollado más de 60 estrategias y programas de usos para proyectos urbanos y arquitectónicos, en todos ellos, siempre con la mirada característica de quien ve en el individuo la llave para conformar y pensar espacios y ciudades. Es un ardiente defensor del modelo de crecimiento de Benidorm, a su juicio, un ejemplo de sostenibilidad y sensatez.
Hace algo más de un año, disfruté de una visita suya a una clase nuestra de Urbanismo IV en la Escuela de Arquitectura de Alicante, y en ella habló sobre algunos de sus trabajos, pero sobre todo habló de ciudad y ciudadanos. En esta cita que hoy traigo me gustaría extraer dos conceptos puntuales, y uno global: la afirmación del turismo como industria, algo que hoy en día tenemos muy asimilado y que forma parte de nuestras viudas. Todos tenemos claro que nuestro país sigue en pie gracias a ésta, ya que la otra industria, la del ladrillo, ha sido golpeada durante los cinco últimos años por la crisis. El turismo nos sustenta, y es culpa nuestra que nuestra sociedad se desequilibre por ello, un país de la envergadura del nuestro no puede sobrevivir a cambios generacionales y culturales con una única mirada de crecimiento, aunque de esto seguro que podría hablar con menos especulación vuestro amigo Juan. El otro concepto de gran atractivo es el del tiempo como factor determinante en la programación de un crecimiento natural o predimensionado. Es cierto que el espacio, la unidad de medida METROCUADRADO, es la más personal vinculada a estas dos industrias que tanto nos han dado [y quitado] durante estos años, el turismo y el ladrillo. Pero es de buen entendedor afirmar que el tiempo debe ser quien mande sobre nuestros crecimientos. Ideas fundamentales como la paciencia, la previsión, la certeza de una decisión bien tomada desde la mirada del usuario y la buena programación con vista a un calendario no autista de lo que ocurre a su alrededor, son imprescindibles para que ésta nuestra industria del turismo siga fortaleciendo las garantías de una sociedad equilibrada, de unas ciudades justas, sostenibles y eficaces y de unos usuarios con fuerza sobre lo que debe ocurrir o no en las ciudades.
Aquí os dejo el enlace a una entrada en la que hablé de este fenómeno, Jose Miguel Iribas y su Aprendiendo de Benidorm, desde Bienvenido a la incertidumbre. Espero que sea de vuestro interés. Felices Vacaciones.