[Leer en tono mitinero]
…Y como sé que este vecindario quiere mucho a los animales, pues he visto cómo cuidáis a los gatos callejeros en sus colonias, si me elegís como vuestro alcalde, la primera medida que tomaré tras prometer el cargo será crear en cada barrio de la ciudad una colonia de ratas y ratones, donde cualquier alma caritativa podrá ofrecerles comida, agua y compañía.
Es un asunto relevante de derechos de los animales. Yo os pregunto: Si desde siempre, gatos y ratones han estado muy unidos, ¿por qué premiar a los felinos y olvidarse de los roedores? No seríamos buenas personas si no remediamos esta injusticia. Quizá me diréis que los gatos son animales entrañables; en cambio, ratas y ratones… ¿Es que habéis olvidado al astuto Jerry burlando continuamente a Tom, al veloz Speedy Gonzales, a los famosos Mickey y Minnie Mouse, a Remy el cocinero? ¿Qué me decís de Jaq y Gus, los entregados ayudantes de Cenicienta; o del Roquefort de los Aristogatos; y el valiente inmigrante Fievel? La rata Rizzo, Ralph y Ned, Super Ratón, Stuart Little, Pinky y Cerebro… [¡Y Pérez! Grita alguien del público]. ¡Por supuesto, y el Ratoncito Pérez! Creo firmemente que los congéneres de estos seres que tantas veces nos han hecho disfrutar merecen ser cuidados por todas las personas de bien de esta ciudad.
Las colonias que crearé para colmar vuestro interés por el bienestar animal estarán a la debida distancia de las actuales colonias gatunas. Y si algún gato se sobrepasa y molesta a ratas y ratones le será aplicado un correctivo. Para ello instauraré la figura de la Dulce Abuelita, que será elegida mediante sufragio universal. Dulce Abuelita, en lugar de defender a Piolín, será la encargada de poner en su sitio a cualquier Silvestre que se acerque a la colonia de nuestros queridos roedores.
Sé que vuestra gran preocupación por el bienestar de los animales, vuestro inmenso amor por ellos, refrendará mi propuesta en las urnas y entre todos haremos justicia animal.
