Los hermanos Kulibali somos expertos en acrobacias, nuestro talento es incuestionable. Si ascender seis metros de altura ya es un prodigio de agilidad, mantener el equilibrio allá en lo alto durante tanto tiempo proporciona momentos de enorme intensidad dramática. Todo el mundo puede comprobar que no hay truco, lo importante es mostrar convicción, si te lo piensas mucho ni lo intentas. Antes éramos cuatro, ahora solo quedamos dos. Es necesaria una gran disciplina mental para no capitular después de ver a otros caer de la valla tras dejarse la carne en las cuchillas. Sin embargo, siempre cerramos los ojos, apretamos los dientes y volvemos a intentarlo. No hay otra. Como dicen en el circo, el espectáculo debe continuar.