Aquí y allá, es toda una declaración de intenciones de la actualidad más vigente, y de este mundo cíclico en el que estamos, y donde las fronteras todavía tienen poder para muchos, y un arma de doble filo para otros.
Qué tema más actual y doloroso al mismo tiempo en los tiempos que vivimos, la emigración e inmigración y las consecuencias de ellas tras el paso del tiempo. Esta cinta es un puro retrato intimista de las realidades sociales que se viven hoy en día, de las casi marginalidades vistas desde un punto de vista real y todo hay que decir que hasta con un tono verídico, objetivo e incluso crítico.
Muchas, pero que muchas pinceladas de cine de autor en esta película “Aquí y allá”, del director Antonio Méndez Esparza, que con esta su primera película retrata el alma humana con gran sensibilidad, ahondando en los sentimientos y plasmándola en miradas que nos dicen todo, matizado con pocos diálogos, pero lo suficientemente directos para que nos cale hondo.
Tras trabajar varios años en los Estados Unidos, un padre de familia regresa a la Sierra de Guerrero. Allí se reúne con su esposa y sus dos hijas, pero el distanciamiento es ahora una forma de vida entre ellos. Volver a tener dificultades económicas, como es habitual en ellos, lo lleva a plantearse la idea de volver a emigrar; pero sus paisanos ven la emigración al norte como la única salida para mejorar sus condiciones de vida. El dilema está servido y su vida está aquí o allá, pero siempre con cambios.

La cámara recorre a los personajes como si casi de un documental se tratase, ya que la cinta se centra en el reencuentro de un padre con sus hijas y su mujer a la vuelta a su país de origen tras vivir varios años en Estados Unidos para labrarse un futuro. Nunca la vuelta es como uno se espera; la imaginación y la ilusión hacen que se pierda pronto con la cruda realidad: vuelta a los orígenes, retorno de nuevo a lo mismo, a buscar una salida que no se encuentra y que hoy en día, en cualquier lugar del mundo, es el mismo problema: el trabajo, el bendito trabajo que nos hace salir adelante día a día para simplemente sobrevivir, pero esto no es sinónimo de felicidad.
Vuelvo a reincidir en algo que por aquí tocamos bastante: ¿éxito es sinónimo de calidad? Pues nunca sabemos, porque claro, si vemos que algo tiene muchos premios, tendemos a pensar que es bueno en su forma exitosa, pero ¿será verdad que esta película llenará salas debido a todos los festivales que ha recorrido y premios concedidos, o pasará por taquilla como una más de esas pequeñas piezas que hay que admirar, pero que no lo hacemos? Como decía una canción: “Malos tiempos para la lírica”, y no me equivoco, porque Aquí y allá pasó por salas casi de puntillas, y hoy en día tenemos pequeñas joyas como esta que siguen el mismo camino: premios que son el olvido de la distribución y, por ende, el público que, en parte, es otro gran olvidado llegadas las plataformas, buscando tanto las salas como la pequeña pantalla lo más comercial y rentable.
