Pasó a la habitación. Como siempre, alguien le mostró el sofá para que tomara su lugar a esa hora.
-Cierre los ojos, por favor. Le dijeron, y comience usted a contarme, oyó.
Él no sabía por dónde empezar y soltó un «me encuentro confundido, no sé si sí o si no. La vida me está llevando por un terreno pantanoso, no encuentro mi lugar. Lo que tengo me apasiona, pero mi otra supuesta vida también, lo que imagino mejor dicho. ¿Seguro que no lo estoy soñando todo, o mejor dicho, teniendo una pesadilla?. Necesito una señal»
Pasaban los minutos y nadie contestaba. Abrió los ojos y vio el salón de su casa, su mundo.