El pasado jueves se presentó el número trece de Ex Libris en el Instituto Juan Gil-Albert. En la primera página descubro una inevitable bienvenida que habla de la mala suerte, pero lo cierto es que haber llegado hasta aquí ya es un síntoma de favorable ventura. Y, con la impecable trayectoria del proyecto, esta entrega de poesía en vena no podía sino agradarnos, por prohibido que pueda parecer el número, por gatos que se les hayan cruzado por el camino.
Estas tapas de diseño clásico amparan textos de veintidós poetas consagrados a los que se suman los escritores que participaron en el ciclo Alimentando Lluvias 2.0, además de las reseñas de once poemarios publicados a lo largo de 2012 y una fantástica entrevista a Almudena Guzmán que leo de vuelta a casa –siempre leo de vuelta a casa. Algún día provocaré un accidente y la culpa no será del whatsapp, sino más bien de los libros-. Leo
“El poeta reflexiona constantemente sobre sí mismo; es la poesía la que te hace reflexionar […]. Por eso es tan enriquecedor escribir poesía, porque es una fuente continua de autoconocimiento y de conocimiento del mundo que te rodea. Y luego, claro, está el goce de la libertad y de la imaginación, del poder que te da la poesía de ser muchas personas en una, de jugar a interpretar otros papeles y que ninguno de ellos sea engañoso porque, poco o mucho, su fondo siempre es auténtico”.
y me pregunto cuántos habitan dentro de cada uno de los poetas recogidos entre las tapas de este cuaderno, cuántos en los que quedan por recoger. Me pregunto cuántos habitan aquí, entre estas orejas desiguales, con cuatro perforaciones y ningún pendiente. Me pregunto si será más fuerte el yo que os lo cuenta o acabaré el artículo en verso. Estos poetas me pierden. Ex Libris me pierde. Y digo, ¿acaso es siempre negativo el extravío? Todos deberíamos probar, al menos de vez en cuando. Si se animan a intentarlo, busquen su ejemplar de la revista en la sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert (que, por cierto, se encarga de su edición). Mientras yo me desaparezco, con el mío cerca,
La noche oscura y plana
se cuela por la ventana.
(Francisco Pastor)