Como estamos en agosto y más de uno descansa de la temática habitual en España, la crisis económica, y Fran estará menos presente estos días, también voy a seguir esa tendencia y voy a cambiar hacia algo más entretenido y visual, un cortometraje de animación.
Algunos cortometrajes, al igual que películas, o cualquier entretenimiento del tipo que sea, pasan delante de nuestros ojos con más pena que gloria. No calan en nosotros y no por ello dejan de ser «relevantes», al haber conseguido entretenernos durante unos instantes.
Sin embargo, otros entretenimientos, películas o cortometrajes, sí consiguen, además de atraparnos para ocupar nuestro tiempo, tocarnos de alguna forma. En este caso, el corto Zero demuestra que con una grabación en stop-motion y unos protagonistas hechos de estambre se puede conseguir una historia tan real, cruel y especial como la vida misma.
La pareja australiana conformada por Christopher Kezelos y Christine Kezelos son los creadores de Zero, que lo realizaron a través de su casa productora Zealous Creative.
El cortometraje de esta pareja australiana narra una historia situada en un mundo en el que los seres humanos nacen con un número en el pecho; este número define su destino, siendo los 8 y 9 los más respetados y destinados a los mejores trabajos, 5, 6 y 7 la clase media con trabajos mediocres, 1, 2, 3 y 4 los menos respetados pero que aún tienen un rol dentro de la sociedad, y por último el 0. Las personas que nacen con este último, están destinadas a ser marginadas, sin posibilidad de conseguir un empleo, de ser parte de la sociedad y sin derecho a tener hijos. Los ceros en esta sociedad prácticamente no tienen derecho a vivir y aportan 0 a los demás. ¿Existe alguna persona que no pueda aportar absolutamente nada al resto?
No, todos poseemos capacidad para tener un hueco en la sociedad y contribuir de alguna forma y nunca nadie puede hacer creer que esas opciones para cada cuál no existen. Lo especial que seamos para algunas personas, lo que significan para nosotros dichas personas y cómo actuemos con ellas es y será nuestro mayor legado.