Valiente, luchadora, visonaria. Así era la aviadora americana Amelia Earhart, primera mujer en realizar la travesía del Atlántico en solitario y ser la primera persona en volar con éxito entre la isla de Hawaii y el territorio continental de Estados Unidos.
Desde pequeña, Amelia fue una gran deportista y una niña entusiasmada con la mecánica, la ciencia y la automoción. Cursó estudios superiores en la Universidad de Columbia (Nueva York) y completó su formación en los cursos de verano de la Universidad de Harvard. Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como enfermera en un hospital de campaña canadiense. Posteriormente trabajó como asistente social en Boston (Massachussetts). No será hasta el día 3 de enero de 1921 cuando Amelia tenga su primer contacto con la aviación, ese día asiste a su primera lección de vuelo con la instructora Anita Snook, una de las pioneras de la aviación femenina. Conviene recordar que no fue Snook la primera mujer en realizar esta acción, sino que este mérito es la francesa Raymonde de la Roche.
Después de esta experiencia tuvo muy claro que solo era el comienzo de algo que no la abandonaría jamás. Seis meses más tarde se compraría su primera avioneta, un biplano amarillo al que llamó ‘Canary’ y con el que bate su primer récord en octubre de 1922: ser la primera mujer en alcanzar una altitud de 14.000 pies.
Entre el 20 y el 21 de mayo de 1932 realizó en solitario la travesía del Atlántico. Fue la primera mujer en completar sin acompañantes este peligroso viaje, proeza que no había vuelto a producirse desde el histórico vuelo de Charles A. Lindbergh en 1927. Earhart estableció entonces una nueva marca de velocidad, al alcanzar Irlanda en apenas trece horas y cincuenta minutos. Fue galardonada por el Congreso de Estados Unidos con la Cruz Distinguida de Vuelo, la primera otorgada a una mujer. En los meses siguientes realizó diversos vuelos de costa a costa de Estados Unidos, como el que la llevó de Los Ángeles (California) a Newark (Nueva Jersey). Su celebridad le permitió promover el uso comercial de la aviación y defender, desde una postura feminista, la incorporación de las mujeres a este nuevo campo profesional.
Las mujeres deben intentar hacer las cosas al igual que los hombres lo intentan. Cuando fallan, su fracaso no debe ser otra cosa que un reto para todas las demás.
En febrero de 1931 decide casarse con George Putman, se conocieron durante la preparación del viaje de nuestra protagonista por el Atlántico. Su relación comenzó siendo la de una gran amistad para posteriormente iniciar una relación de pareja. La biografía que conservamos de Amelia fue precisamente publicada por Putman en 1939 con el título ‘Soaring wings‘ (‘Alas inmensas‘). Dias prevíos al enlace, Amelia escribía esta líneas para George. Sus palabras constituyen sin duda alguna una declaración de amor desde la determinación, el cariño y la libertad. Un cóctel de sentimientos alejados de los clichés de la época (incluso de la nuestra)
Querido GPP,
Creo que debería dejar escritas algunas cosas antes de que nos casemos, aunque ya hayamos hablado muchas veces sobre ellas.
Tengo que reiterarte mis dudas con respecto al matrimonio, mi sensación de renunciar a oportunidades en un trabajo que tanto significa para mí. Tengo la sensación de que casarme es una de las decisiones más estúpidas que jamás he tomado. Sé que habrá compesaciones, pero no puedo ocultarte mis dudas.
Para nuestra vida en común quiero que comprendas que no estarás sometido a ningún código de fidelidad y que yo tampoco me considero atada a ti. Si somos honestos, podremos evitar las dificultades que surgirán si tú o yo nos enamoramos de otra persona.
Por favor, no interferamos en el trabajo del otro, ni permitamos que el resto del mundo contemple nuestras alegrías o desacuerdos. En este sentido, voy a tener que mantener algún lugar donde pueda ser profundamente yo misma. No puedo soportar los confinamientos, por muy atractiva que sea la jaula.
Debo exigirte una promesa cruel: que me dejarás marchar dentro de un año si no hemos encontrado la felicidad juntos.
Voy a tratar de hacerlo lo mejor posible y ofrecerte esa parte de mí que conoces y que tanto quieres.
A.E.
En enero de 1935 llevó a cabo en solitario la travesía entre Honolulú (Hawaii) y Oakland (California), recorriendo una distancia superior a la existente entre Estados Unidos y Europa. Fue la primera piloto en completar con éxito este difícil viaje sobre aguas del Pacífico, ya que los anteriores intentos habían concluido en desastre. A fines de ese mismo año estableció un nuevo récord de velocidad, volando sin escalas entre Ciudad de México y Nueva York en algo más de catorce horas.
Tras haber completado 33.000 kilómetros en treinta días, más de los dos tercios de la travesía, su avión desapareció en medio de un temporal el 2 de julio, cuando realizaban la penúltima etapa del viaje, que habría de llevarles desde Lae (Nueva Guinea) a la isla Howland, junto a Australia. La desaparición de Amelia Earhart y de Noonan fue motivo de numerosas y a menudo fantásticas especulaciones, pero hasta hoy día se desconocen las circunstancias del accidente y el lugar exacto donde éste se produjo, aunque se calcula que pudo ocurrir en un punto a 4113 kilómetros de la isla Howland. El guardacostas estadounidense Itasca se encontraba en Howland para asistir a Earhart ofreciéndole comunicaciones por radio, pero debido a problemas técnicos, la comunicación terminó cortándose.Según los registros por radio de Itasca, Earhart indicó que se encontraban cerca de la isla pero no podían verla, y que se estaban quedando sin combustible. Pero Amelia nunca llegó a la isla.
La búsqueda que siguió a la desaparición incluyó más de 3.000 personas, diez barcos y al menos 65 aviones, sin resultado. La versión oficial de Estados Unidos es que Earhart y Noonan se quedaron sin combustible y se estrellaron en el Océano Pacífico.
Según National Geographic podemos barajar hasta tres teorías sobre Earhart, la primera es la del naugrafio en Nikamaroro, posteriores investigaciones han dado con el registro de un accidente de avión anterior a 1939 en Nikumaroro, con dos náufragos, un hombre y una mujer que encajaban con la descripción de Earhart y Noonan.La segunda teoria es la que siempre ha parecido más factible: la de la colisión. No obstante a pesar de las expeciones realizadas en 2002 y 2006 no se ha encontrado el avión a pesar la empresa empleó un sonar de alta tecnología para buscar en un área de 1.630 kilómetros cuadrados cerca de Howland. Y finalmente para las amantes del misterio, la tercera hipótesis apunta hacia teorias de la conspiración. Esta teoría apunta a que Earhat y Noonan no pudieron aterrizar en Howland y se dirigieron al norte de las Islas Marshall, en ese momento bajo control japonés, donde fueron tomados como rehenes. Posiblemente se les convirtió en espias, o fueron asesinados o incluso hay quien apunta a que ambos volvieron a Estados Unidos con nombres falsos. Earhart se hizo llamar Irene Craigmile. Siendo así, tras casarse con Guy Bolam paso a convertirse en Irene Bolam.
Y como siempre he sido muy fan de las teorías de la conspiración, me gustaría cerrar esta entrada con una de las cuestiones más interesantes de esta historia. Las declaraciones de Ronald Reuther, naturalista y admirador de Amelia Earhart, a National Geographic News en 2003, «todavía hay documentos del gobierno de Estados Unidos relacionados con Earhart y su desaparición que se mantienen en secreto. ¿Por qué?».
Como bien imagináis una historia así no podía quedar sin su adaptación a la gran pantalla. Os dejo la crítica de la película a vosotras (:
Grande y, a menudo, desconocida! Muy buen final con halo conspiranoico, genial.
Damas como Frida Khalo motivan a cada chica siempre.
Ellas son dignas de ser recordadas en el Día Internacional de la Mujer.