Una casa hecha de ventanas

Y es que un hogar es ese primer gran proyecto que nace de toda vida en común, especialmente en los tiempos en que vivimos, donde lo deseable es conocer los talentos y los defectos al amanecer de la persona que está a nuestro lado, antes de adquirir uno de esos compromisos que se firman en papeles.

Esta pareja soñaba con vivir en las montañas, soñaba con descubrir sus talentos matutinos junto a aquel bosque que presenció su primera cita. Sería una bonita manera de cerrar un círculo que se inició con tanta vocación artística. Ella, la diseñadora de moda Lilah Horwitz, pone al servicio de esta obra su sentido artístico más refinado. Él, el fotógrafo Nick Olson, pone al servicio de este rincón su sentido escenográfico más íntimo.

Se conocieron dando un paseo en un bosque entre las montañas del oeste de Virginia, allí dibujaron sus primeras sonrisas, contemplando una puesta de sol con la que ya se preguntaron cómo sería disfrutar de aquello cada día, ¿cómo sería ver aquel atardecer durante el resto de sus vidas acompañándose el uno al otro? Persiguieron desde entonces aquella loca idea, no creo que tardaran mucho tiempo en llegar a la preciosa conclusión con la que materializaron su casa, pero la decisión no deja de ser delicadamente contundente. Su ‘ventana hecha de ventanas’ les permite disfrutar de la puesta de sol cada tarde, les permite salir de nuevo a pasear y recordar por qué siguen allí, por qué han peleado por ese sueño y por qué siguen deseando compartir sus talentos.

Ellos recopilaron ventanas que compraron en rastros y en tiendas de antigüedades, y así compusieron la preciosa fachada principal de esta casa. El resto de la vivienda, está construido con madera reciclada y mobiliario antiguo. Un rincón muy personal que habla de ellos. Os dejo con el vídeo que cuenta su historia y donde se puede apreciar lo especial de este proyecto. Hay quien sueña con tener una casa, hay quien sueña con tener un barco, pero, definitivamente, hay quien sueña con compartir sueños.