Un segundo de Zhang Yimou se estrenó el pasado día 15 de octubre tras haber inaugurado la Sección Oficial en la 69 edición del Festival de San Sebastián, donde también participó a concurso. Con la rapidez del viento ha salido de cartelera, como pasa con todas las películas hoy en día, y que luego rescatan muestras, cineclubs y plataformas digitales. Esta propuesta es una de las que merece la pena que tengan cabida en esos espacios, para deleitarse con una de las últimas películas del director chino.
Corren tiempo de la Revolución Cultural de China, y los campos de trabajo están latentes. En uno del noroeste, donde las distancias son enormes un convicto cumple su condena, pero consigue escaparse con el único propósito de poder ver la proyección de una película donde su hija sale. No solo quiere ver la película quisiera tener la cinta, pero también la quiere una muchacha del pueblo donde se va a proyectar. Ambos luchan por esa propiedad y en medio de ello, él acabará defendiendo a la joven de los matones del barrio y el confesará por qué desea ver esa cinta. Una amistad unida por el cine.
A pesar de tratar un tema delicado el director chino impregna parte del guion de humor, llevándonos a imaginarnos a esos actores en el cine mudo, haciendo que solo nos fijemos en los gestos, en sus movimientos, mucho más allá de las conversaciones.
Esa hostilidad latente en todo momento se refleja también en esos parajes desiertos que atraviesan, cual metáfora de la propia vida de los dos protagonistas, que al final velan por el mismo objetivo la persona que tienen a su cargo, él su hija, y ella su hermano, aunque él solo pueda soñar con verla en una pantalla.
Un segundo es toda una declaración al cine por parte del director, todo se centra y gira alrededor de una antigua película y de una proyección, de cómo todo un pueblo se une y reúne en un evento cada x tiempo, para estar delante de esa pantalla, y sobre todo destacar todos los tramos de secuencias que hay en la cabina de proyección, donde la cámara recoge esa minuciosidad a la hora de proyectar, es volver a los orígenes del cine.