Con esta entrada me estreno como colaborador de Amanece Metrópolis. Quiero agradecer a Juan y Fran el pensar en mí e invitarme. Aunque me haya hecho el remolón, estoy encantado de poder participar y en especial, en domingo. Digo lo del domingo porque me recuerda, inevitablemente a cuando mi padre compraba El País y contenía ese magazine que me encantaba. Siempre pensaba que si algún día conseguiría ser un escritor publicaría algo en un magazine dominical, y no puedo evitar tener esa sensación ahora. Aunque la verdad es que no puedo recordar la última vez que vi un magazine dominical en casa de mis padres, ni siquiera un periódico. Creo que jamás he tenido un periódico en mi casa, bueno, quizás miento, creo que hubo una época en la universidad en la que compraba el periódico Público, cuando se atrevieron a ponerlo a 50 céntimos de euro. No obstante, pronto tuvo que doblar su precio y se perdió en la competencia con los grandes. Aquí podéis leer un buen resumen de su historia:
Como podréis leer en el artículo, el periódico mantiene su edición digital. Lo señalo en negrita. Esas palabras no le habían significado nada a mi padre hasta que cumplió los 45. Para mí han sido mi forma de informarme diariamente desde que tengo 14 años.
Sí, de esto van a tratar mis entradas. No os asustéis y dejéis de leerme ya. No voy a tratar el ya manido tema de los avances de Internet, lo que Internet nos ha traído, etc. Internet no es más que uno (aunque quizás el más importante de los últimos años) de los muchos avances tecnológicos que hemos logrado (me incluyo porque soy Ingeniero y algún día espero aportar algo). Tampoco voy a hablar de la parte técnica de dichos avances, de lo que me interesa hablar aquí y quiero que descubramos juntos es cómo los avances en tecnología afectan a la sociedad y a las personas como individuos.
No soy ni sociólogo ni psicólogo, aunque sean campos que me apasionen y aunque me puedo identificar como un auténtico tecno-dependiente, todo lo que escriba aquí espero que esté sujeto a crítica y colaboración.
En esta primera entrada únicamente pretendo introduciros al tema y poneros deberes. Los deberes que os pienso poner es que intentéis ver las dos temporadas de la serie ‘Black Mirror’ originalmente emitida en un canal inglés. Esta serie, fue la que me dio la idea para escribir en este blog. No sólo para escribir en este blog, se ha convertido en algo sobre lo que recapacito constantemente como tecnófilo y ser humano.
La mejor forma de describir sobre lo que trata esta serie es citando a su creador Charlie Brooker en una entrevista realizada por The Guardian:
Si la tecnología es una droga -y se siente como una droga- entonces, ¿cuales son los efectos secundarios?. Esta área -entre el placer y el malestar- es donde Black Mirror, mi nueva serie, está establecida.
En cada capítulo (autoconclusivos y con tema propio) se tratan, con un tono futurista (y en algunos casos increíblemente actual), las consecuencias de esta droga. A continuación os dejo un promocional de la serie:
Quiero que sepáis que el tono de mis entradas no va a ser tan tremendista (en algunos casos), pero sí que espero que tenga ese tono futurista. Quiero, además de analizar el estado actual, hacer predicciones, que es gratis.
No quiero extenderme más y quiero meterme en harina, lo cual haré en el próximo post. Para cerrar éste, os dejo con varias situaciones que me han ocurrido en el último mes, gracias o por culpa de la tecnología, que de otra forma jamás habrían ocurrido así. Os invito (no os invito, son más deberes) a que penséis sobre situaciones así en vuestra vida y qué sentís sobre ellas (y si ya me lo contáis, me conquistaréis):
- Mientras escribía este post mi padre acaba de entrar a mi casa diciéndole a mi madre: «¿Ves? Si tuvieras un smartphone te podría enviar tonterías».
- Estando sólo en un restaurante en Bruselas pude traducir un menú entero en Francés en cosa de un segundo sin saber decir más que «voilà».
- Puedo ver todos los días a mi chica viviendo a 150 km.
- El otro día una persona que hacía años que no veía me dijo: «Vaya deportista estás hecho! Te pasas la vida en el monte!» (Esto me asustó un poco).
Espero que a partir de aquí, disfrutéis conmigo de cada análisis o descubrimiento que hagamos.
Nos leemos el mes que viene.
Fer
Bienvenido Alejandro! esta sección promete y mucho, con temática distinta a lo que veníamos publicando 🙂
Podemos hacer un grupo: tecno-adictos anónimos . Hola, me llamo Laura y soy yonki del smartphone 🙂
Hola Alejandro, enhorabuena por tu reciente incorporación para colaborar en este canal.
He visto el vídeo promocional de Black Mirror, y me ha parecido inquietante, con lo que voy a intentar hacer los deberes que propones 🙂
Tu segunda propuesta, relacionada con todo lo que es posible gracias a la tecnología, me ha recordado a una serie de la que me han hablado hace poco, y que propone en parte todo lo contrario: que pasaría si la tecnología dejara de estar a nuestro alcance. La serie se llama Revolution, y también está en mi lista de tareas pendientes.
Ahí dejo mi aportación como antítesis a lo que planteas, pero que da también qué pensar en la misma línea.
Enhorabuena de nuevo, y ¡hasta el próximo post!
Muchas gracias por vuestros comentarios! Estoy alucinado con el impacto 🙂 Espero poder satisfaceros.
La verdad Laura es que deberían de haber centros de desintoxicación porque hay (habemos) gente muy adicta!
Guada, no he visto aún Revolution pero me parece una idea genial!! Me la pongo como deberes y ya me cuentas qué tal Black Mirror
[…] Alejandro Fernández de Mera y Rico – Un mundo de tecnología […]