¿Mejora el mundo?, ¿tiene arreglo?, ¿vamos por buen camino?. A tenor de lo que ustedes conocen, la mayoría por vía de los medios de comunicación, supongo que la respuesta es obvia: no. No sólo eso sino que nos estamos despeñando por el barranco como especie, no sin antes haber despeñado al resto de especies.
Con todo lo que sabemos tener motivos para el optimismo suena a obsceno. Sin embargo cabe no tener las cosas tan claras, y dudar tanto acerca de nuestro progreso, ¿cómo es el mundo ahora y cómo era hace cien años?, dudar sobre cuánto se está haciendo y dudar sobre qué potencial y qué margen de mejora tenemos.
En el año 2000, 189 países miembros de Naciones Unidas acordaron ocho objetivos de desarrollo a conseguir en el año 2015, que acaban de ser reevaluados, extendiéndose la lista de objetivos a los ahora llamados objetivos de desarrollo sostenible.
La reevaluación arroja un balance agridulce, y la consecución mayor o menor de los objetivos va por barrios (o por países). Pero los esfuerzos, lejos (o a pesar de) intereses políticos, militares, económicos o religiosos están ahí. Múltiples instituciones siguen trabajando y consiguiendo éxitos en la mejora del mundo.
Este tema tremendamente controvertible y merecedor de análisis de los expertos que puedan aportar más y mejores análisis y datos, es la inesperada trastienda de la insólita Tomorrowland, del director Brad Bird. Una producción de Disney realizada por quien hiciese una de las mejores películas de Pixar, Los increíbles, y la cuarta parte y mejor película de la saga Misión imposible.
El tráiler, look visual e informaciones más superficiales que hemos recibido sobre Tomorrowland invitan ciertamente a no tomársela ni remotamente en serio, como muestra del ternurismo y barata espiritualidad sermoneante de la casa Disney.
Sin embargo la propuesta es una de las más morrocotudas sorpresas del reciente cine americano.
Bien es cierto que Tomorrowland ha de luchar contra un hecho que es difícilmente batible. Cómo prestigiarse y respetarse a sí misma como película sin las dosis de oscuridad y crítica, o constatación de la oscuridad, que son pertinentes para prestigiarse y respetarse a sí misma como película. Es decir, Tomorrowland no pone de relevancia el oscuro entramado de poderes que impide la mejora del mundo, no critica ni se refiere a su invencibilidad. Tampoco los obvia, ni pone irresponsablemente en nuestras manos la mejora de la vida. Pero de otro modo uno se pregunta el por qué esa por otra parte necesaria constatación tiene tan buena prensa. Constatar que todo es negro y que estamos derrotados es fácil, pero ¿cuál es el camino?, ¿cuáles son las posibilidades?. ¿Ninguna?, ¿constituye eso una fuente inagotable de cine y encima de cine prestigiado?.
Tomorrowland es una película que deja interrogantes sobre la mesa acerca del camino hecho y del camino por hacer. Deja un estímulo que roer, muchas preguntas sobre los medios de comunicación y qué intereses hay tras su enfoque de las noticias y sobre todo muchas preguntas sobre qué camino tomar.
En un determinado momento aparece una cita de Albert Einstein sobre la importancia de la imaginación sobre el conocimiento. Y en su tramo final, la mejor escena nos trae una selección de personas que dice mucho sobre el devenir del mundo. No se trata en su totalidad de artistas o científicos sino de gentes que se dedican a algo, mundano o profundo, concreto o abstracto, que suponemos que realizan con amor y buscando las opciones más creativas y divergentes posibles.
Uno de los indicadores de mejora que necesitamos es un sistema educativo que prime la imaginación sobre el conocimiento. El conocimiento es sin duda una herramienta, pero los cambios no los traerá un conocimiento mecanizado sino la capacidad de trabajar en tu disciplina con amor y encontrar nuevos caminos que nadie se había planteado o había querido plantearse.
«Los que no se han rendido» son los que encuentran ése otro camino, que es la única salvación o el único camino posible, un factor de mejora, o sin ponerse apocalípticos, el factor de mejora que nos ha traído hasta aquí.
Y todo este ostentoso andamiaje científico-filosófico, que podría hacer parecer a Tomorrowland aquello de lo que se la acusa, un film de tesis, no aparece como lo cuento en la película. En absoluto. Si podría parecer antes de verla que Brad Bird ha rebajado sus pretensiones, es todo lo contrario, nos entrega una narración perfectamente pulida y trabajada, que no esconde sus ropajes de cuento fantástico, de metáfora de un mundo en descomposición que necesita seguir en lucha. Bird prioriza siempre la acción sobre la reflexión, pero la reflexión se desliza habilidosísimamente tras cada uno de sus planos. Nunca cae en la tentación de martillear con todo aquello que yo les cuento que he inferido sobre la película.
Tomorrowland es una valiosa y valiente obra que hace dudar, no ofrece esa crítica sombría que es precisamente aquella que nadie discute, aquella que provoca un pensamiento uniforme. A partir de la mirada a cámara de dos personajes y de dos historias bifurcadas que se encuentran con espontánea naturalidad, a partir de una insólita e irónica historia de amor fracasada entre un niño y una niña, Tomorrowland propone otra mirada, una más desacostumbrada y mucho más desafiante hacia nuestras seguras convicciones de adulto escéptico y desencantado.
Cinematográficamente sólida y humanísticamente a la vanguardia. Quién nos lo habría dicho. Didáctica e iluminadora como La invención de Hugo, su mímesis en el mundo de la cultura, un alegato a favor del conocimiento y de su poder de transformación.
Que su propuesta de mirada acepte gente que mire y acepte cambiar temporalmente el prisma no es fácil, pero ahí está la apuesta, elevada en tiempos donde la negrura, la acidez y la crítica es puro stablishment.
Ficha técnica
Lo que no entiendo es el final. Toda esa gente convocada ¿acceden a tomorrowland o solo la ven? ¿Cómo van a construir un mundo mejor? ¿Por qué se ven entre ellos? ¿Como van a llegar a ese lugar? Esa esperanza no se abre por presenciar un anuncio al tocar el pin. Agradezco cualquier aclaración sobre esta idea.