Hace unos días leí una noticia que, sin duda, llamo mi atención y me proporcionó argumentos para empezar a hablar sobre este tema. Digo para empezar a hablar, porque creo que será del todo imposible resumir en un único artículo todo lo que engloban éstas dos palabras: «Tecnología e intimidad». Por tanto, podemos considerar éste artículo como una pequeña introducción a esta temática y un vistazo rápido a la tecnología que más interviene en estos asuntos y con la que más convivo de forma diaria. Más adelante, en posteriores artículos más específicos ahondaremos en esta temática.
La noticia que os comentaba, trataba sobre el lanzamiento del satélite WorldView-3 de la empresa Digital Globe. Es una compañía de carácter privado que se dedica (entre algunas otras cosas) a realizar fotografías de la superficie terrestre (y las vende para cosas tan conocidas como Google Maps). Lo curioso del lanzamiento (que podéis ver en el vídeo) de este nuevo satélite, es la resolución de las imágenes que capta es de hasta 31 cm, que por ejemplo permite poder llegar a reconocer un coche (el tipo y marca) desde el espacio.
Definitivamente es mucha resolución y cabe destacar que todavía estamos en pañales con esta tecnología. Se empieza a abrir un gran abanico de posibilidades y uno no puede evitar pensar que se acerca la realidad de series como Person of Interest, que pese a una ejecución mediocre (desde mi punto de vista, no quiero herir sensibilidades) plantea ideas interesantes.
La historia versa sobre un supercomputador que gracias a la información que se recoge de nosotros predice nuestros movimientos y es capaz de predecir delitos (al más puro estilo Minority Report).
Como os decía, espero hacer de esto una mera introducción, ya que la cantidad de tecnología que choca con nuestra intimidad es ingente y más desde la aparición de internet. Voy a limitarme a mis experiencias más personales en esta primera toma de contacto y plantearos posibilidades y rogaros que compartáis inquietudes.
Tecnología que se entromete en nuestra intimidad (con o sin consentimiento explícito)
CCTV
Recuerdo que la primera vez que me sentí inquieto acerca de una violación de mi intimidad fue en Reino Unido cuando con 14 años vi un cartelito por el centro de la ciudad de Swansea que me decía que estaba siendo grabado. Nunca había visto estos carteles ni éstas cámaras y tuve un sentimiento extraño, ya que justo por aquel entonces leía 1984 de George Orwell (lectura recomendada). En España, el uso de este tipo de cámaras es mucho más limitado, aunque últimamente he visto más de una por Madrid.
Aunque en este caso la tecnología es relativamente «primitiva» incide de forma directa sobre la intimidad de los ciudadanos (a cambio de un incremento de la seguridad de los mismos, según quien lo justifique).
StreetView
Posteriormente recuerdo mis encontronazos con StreetView, que aunque yo, que me considero un fan de Google y en este producto tratan en la medida de lo posible (y de forma automática) eliminar o borrar tu cara y tus matrículas, la primera vez que pasaron por la puerta de casa, tuve que solicitar que dejasen un amistoso agujero negro ya que no habían borrado las matrículas de los coches. La segunda vez, me pilló saliendo de casa, pero tuvieron la decencia de borrarme la cara.
Google Now
Yo que considero que valoro poco mi propia intimidad y la sacrifico a favor de jugar con la tecnología, le doy todo lo que me pide a Google Now. Para los que no lo conozcáis, es un producto de Google que tal y como ellos mismos indican, trata de darte información antes de que decidas que la necesitas. Aunque es un producto increíble, no deja de recorrerme una extraña sensación cada vez que me recuerda mis reservas en hoteles, me dice cómo volver a casa desde donde quiera que esté, me insiste en que vaya este fin de semana a IKEA o que vaya al cine en esos días de bajón. ¿Qué recónditos lugares habrá recorrido toda mi información?
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=pPqliPzHYyc
Fotos (Google)
Todas mis fotos se suben por duplicado a dos nubes, Dropbox y Google Fotos (se me rompió el corazón al perder fotos digitales de cuando tenía 16 años). En ésta última han empezado a jugar con unas características un tanto especiales, retocan tus fotos ellos mismos, en teoría de forma automática. Me dejó la boca abierta ver cómo nos rodeaba de corazones en una foto de un beso de mi pareja y yo. ¿Un ordenador es capaz de reconocer un momento romántico? Empezó a dejar de parecerme tan lejano Minority Report.
Tecnología que protege nuestra privacidad
TOR
Cada vez que me ha inundado la inquietud sobre mi intimidad, he buscado opciones para conservarla (aunque sinceramente, nunca he llegado a usarlas). Uno de las últimos intentos en esta empresa, me hizo conocer TOR, un software libre que permite navegar por la red en el total anonimato e incluso emplear ordenadores sin dejar rastro (de forma increíblemente resumida, os recomiendo visitar la web del proyecto).
Sinceramente, aunque no haya llegado a emplearlo, en el momento que leí sobre el proyecto, me pareció uno de los mayores esfuerzos en este sentido, aunque cabe destacar que han existido intentos desde siempre.
Sociedad sin intimidad
Aunque ya os he dicho que no valoro mi intimidad todo lo que creo que debería, me considero capaz de ver que nos dirigimos hacia una sociedad en la que este recurso, valor, derecho o como cada uno quiera calificarlo se convierte en más valorado y escaso y en gran parte motivado por la tecnología. Y no sólo por la tecnología, también por el uso que hacemos de ella. En próximos artículos hablaremos sobre hechos o tecnologías concretas que traten sobre esta temática. Como habéis podido ver, Google será un importante protagonista de esta «sub-sección» y podéis intuir que Facebook, los gobiernos e internet serán sus compañeros de reparto.
Antes de despedirme con este breve repaso e introducción, me gustaría invitaros a reflexionar sobre aquellos momentos en que habéis sentido que vuestra intimidad se desvanecía o podía hacerlo por la tecnología y si estáis dispuestos a compartirlo con nosotros, aquí estamos para escucharos.