Expoliar lo identitario. «La chimera», de Alice Rohrwacher.
Alice Rohrwacher se consolida en su último trabajo como la continuadora del mejor cine italiano de antaño –el neorrealismo que surgió con urgencia después de la II GM por razones históricas y trasunto de la amarga realidad social–, con la singularidad de aportar una pátina de realismo mágico que no ahoga tanto, pero sí se establece como la depositaria de un renovado cine del pueblo, de los desheredados, de la calle.