Páginas en blanco
De niña me gustaba inventar historias que solo me contaba a mí misma. Abrir el antiguo armario de caoba de la habitación de mi madre, rebuscar entre las perchas cargadas de vestidos, trastearlo todo hasta llegar a lo desconocido, a lo más antiguo, no para disfrazarme de ella, la pensaba en otro tiempo, en otro sitio, imaginar su otra vida antes de nosotros y contarme a mí misma la otra historia de mi madre. La que solo existía en mi cabeza pero quizá pudo haber sido. Volver a descubrir su vestido de novia bordado y de mangas abullonadas, verla con él en mi cabeza, rebosante de amor. Me gusta lo viejo porque tiene un pasado que espera ser contado.
Del Pequeño Comercio
«Sólo quería probármelos, pero los compraré en Amazón». Tal ocurrencia, con cierta dosis de ingenuidad y poco de recato, es algo que se viene dando cada vez con mayor asiduidad en los pequeños comercios españoles, a costa de un patrón de libre mercado convertido en auténtico libertinaje. Con la excusa de un nuevo concepto de […]