Es época de estrenos navideños, de esos que dicen para todos los públicos, pero ante todo enfocados a los más pequeños. Destacar en esa parte la nueva película de Spider-Man, que en esta ocasión está en animación de la mano de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, tres directores, dos de ellos noveles, en la parte de dirección pero para nada en la parte creativa.
Miles Morales es un joven que de la noche a la mañana se encuentra siendo el sucesor de su héroe, Peter Parker, Spider-Man. Ahora tendrá que aprender a vivir con ello, pero no solo eso, si no a ver como no es el único y junto con otros 4 más, de distintos aspesctos, intentarán de volver al universo la realidad que su antecesor dejó y luchar contra el mafioso
Wilson Fisk
Una cinta repleta de guiños a lo clásico, a recuerdos de películas de años atrás, con gags y frases que nos harán retornar a nuestra infancia, además de poseer un dinamismo que se agradece en el metraje.
Un homenaje en toda regla al mundo del cómic, con grandes toques de humor, donde todo se desenvuelve con buen ritmo, y donde el guion busca dar un aire fresco a la historia mucho más allá de salvar vidas. Un película que busca poner a todo el mundo en el mismo nivel, sin discriminaciones, todo lo contrario buscando la universalidad del ser humano y de todo lo que le rodea.
Otro punto a su favor, es la parte imaginativa donde el héroe no lo es tanto y pasarlo a lo más terrenal y cotidiano, sin buscar la perfección en su personaje, muchos dirían que humanizar, y una servidora lo llamaría normalizar, para que no se engrandezca en demasía la ficción y prime la imaginación con cierto rigor.
Siendo un tipo de película que no sea de las que a priori elegiría para un visionado, hay que reconocer la valía de todo su conjunto, y ante todo ver como los más jóvenes se ríen y reconocen en pantalla a personajes animados que décadas atrás entretuvieron por televisión a muchas personas y ahora son ellos quienes lo están haciendo.
Spider-man un nuevo universo, nos lleva a la sobrecarga de prejuicios y prejuzgamiento que procesa el ser humano a lo largo del día, de las etiquetas por raza o sexo, existente todavía hoy en día, y lo hace con humor, pero con ironía, buscando la reflexión al mismo tiempo que incorpora el toque de buscar la necesidad del diálogo en todo los entornos vitales, ya sean laborales como familiares.