La Duda
En estos tiempos de feliz incertidumbre que viven los feminismos, que vivo yo, dispersa y caótica, sin dejar de lado la alegría, me asaltan una y otra vez, sola o junto a otrxs muchas preguntas que dan pie, a veces a debates amorosos, por coincidir en las preguntas, por atrevernos a preguntar; otras, a debates encendidos por entender que igual no es el momento. Sin voluntad de aguar la fiesta, debo confesar que, de vez en cuando, mi alegría se mezcla con la sospecha; y, entonces, siento la necesidad de estar atentas, de atender a nuestras preguntas, ¿toda individualidad es también colectiva? Así que con la intranquilidad del miedo, me lanzó al vacío y pregunto.
La duda hacia fuera
¿Qué lleva a alguien a dar un paso a la primera línea del Feminismo (sin plural)? ¿Qué condiciones «necesarias» se dan para que esto suceda?, ¿quiénes aceptan, con más o menos pudor, darlo? ¿Puede desvanecerse, poco a poco, la motivación colectiva que lleva a tomar esa decisión?, ¿se puede justificar todo por las circunstancias? , ¿qué hueco le damos a nuestras contradicciones?
¿Está realmente de moda el feminismo?, ¿qué feminismo está de moda?, ¿de verdad queremos salir en la tele?
¿Puede haber un feminismo de partido? Y si lo hay, ¿qué consecuencias tiene para aquellxs que no se identifican con el partido?, ¿realmente hay certezas en el feminismo?, ¿para quién?, ¿para quiénes?
¿Quien se quede fuera, querrá tomar la voz?, ¿en qué espacios?, ¿habrá vetos? ¿superaremos el tiempo de la representación-identidad-representación?, ¿cómo?, ¿nos cooptarán?, ¿nos han cooptado ya?, ¿es esto beneficioso?, ¿para quién?, ¿para quiénes?
¿Puedes ser feminista y no cuestionar el neoliberalismo?, ¿puedes ser feminista en una estructura neoliberal?, ¿de verdad?, ¿qué alcance tiene la mirada dentro de una caja de cristal?, ¿deberíamos pedir silencio a las que a toda costa intentan ser los altavoces de tantas voces?, ¿todas las voces, todos los cuerpos?, ¿qué papel juega lo urgente?, ¿ y lo necesario?, ¿qué es lo urgente?, ¿qué es lo necesario?
¿Cuando la palabra cae en saco roto y deja de ser creíble qué nos queda?, ¿hay tiempo para estas preguntas?, ¿es el tiempo de estas preguntas?
La duda hacia dentro
¿Un espacio feminista es siempre un lugar agradable para aquella/e que se sienta feminista?, ¿debería ser así?, ¿cuáles son las grietas o las fracturas que hacen que no siempre lo sea?, ¿qué sentires se mezclan?, ¿deberíamos plantearnos en serio lo del «carné feminista»?, ¿habría exámenes para conseguirlo?, ¿cómo serían?, ¿tenemos miedo de lo que pensamos por si es consecuencia del monstruo social que nos enseñó las odiosas coordenadas?, ¿de qué futuro tenemos nostalgia?, ¿qué pasa con la maternidad feminista?, ¿es el límite igual para todas?, ¿qué pasa con aquellas que piensan que el patriarcado ha llegado a su fin?, ¿quién silenció a las «esencialistas»? Y, ¿por qué?
La duda y los intersticios
¿Estamos ya en el tiempo de Feministas Blancas contra feministas negras, musulmanas, gitanas, migrantes en el estado español?, ¿dónde se posicionan lesbianas y trans?, ¿siempre ha sido así?; y ¿qué pasa con las que no queremos ser blancas, si ser blanca es asumir todo el tiempo y sin cuestionamiento el lugar del privilegio?, ¿qué hacemos si no sabemos sostener la rabia y el dolor de las compañeras cuando metemos la pata?, ¿qué si no tenemos predisposición para el aprendizaje, para saber cuando no somos bienvenidas?; cuando nos hacemos cargo de la rabia y todo se queda ahí, ¿qué nos pasa? ¿ A quién interesan estos debates?, ¿cuando miramos, todas vemos lo mismo?, ¿se nos ve a todas/es?
La duda y el estado de ánimo
Termino de escribir, corregir, escribir; siento emoción y miedo. Por momentos lo segundo vence; pienso que me expongo demasiado y que no es necesario. Me convenzo con estas palabras: está bien no caer en cierta complacencia, de alguna forma, buscar las respuestas es una manera de seguir intentándolo, de no dejar que el ánimo postmortem nos alcance. Buscar las preguntas es también, porqué no, ejercer resistencia al presente desolador, que nos señala con el dedo diciéndonos una y otra vez que fracasaremos.