A 10 minutos de Elche, una escuela y museo logran una sinergia con su medio desde hace décadas. Parte del itinerario de una salida de campo del Master en Desarrollo Local e Innovación Territorial que sin duda ha constituido un aprendizaje experiencial inolvidable.
En la carretera Casas de León dirección sur encuentras un cartel que dice: Museo Etnográfico de Pusol y en apenas dos minutos llegas a un edificio totalmente integrado con el entorno rural, de los pocos que quedan, rodeado de unos árboles que fueron plantados por los propios padres del colegio que esas paredes alberga. Se trata del Colegio de Pusol, una pedanía del Camp d’Elx que hoy acoge a lo que es el tercer Patrimonio de la Unesco del municipio de Elche: el Museo Escolar de Pusol. Pero es mucho más que un colegio, y también mucho más que un museo.
Ángela y Mario, dos niños de siete años te abren la puerta del edificio. Nada más entrar adviertes un lugar pulcro y limpio, como señaló el profesor Luis Pablo Martínez que nos acompañó en esta primera salida de campo. Esos magníficos niños presentan y comienzan a explicarte con la mayor ternura e ilusión los orígenes de esta iniciativa tan especial. Como señalan sus maestras «a pesar de que era la primera vez que hablaban en público y delante de adultos desconocidos ya que acaban de comenzar el curso» lo hicieron estupéndamente. Además, el proyecto resalta que «guiar en la visita no solo ayuda a nuestros alumnos a retener y comunicar conocimientos, también les capacita en expresión oral y autocontrol». Sin duda, es sorprendente la capacidad de comunicación de estos alumnos que aseguran que «mola explicar a la gente mayor cosas del pasado que nosotros sí sabemos lo que son o para que servían».
Con el proyecto pedagógico “La Escuela y su Medio” en 1969 comienza la andadura del museo escolar, con la intención de conservar parte de la cultura del Camp d’Elx ante la mecanización del campo y la transición de los cultivos tradicionales a otros extensivos. Este video cuenta su historia de una manera más amplia, así como la motivación y los primeros logros de esta renovación metodológica en la escuela rural.
En sus comienzos, la colección basada en donaciones se albergó en las viviendas de los maestros de la Escuela, que cedieron su espacio voluntariamente para ese uso. Fue en 1991 cuando se construyó la nave adjunta y ya en 1992 la gran ampliación que hoy alberga la sala de exposiciones con más de 90.000 items inventariados.
Cultura, historia y sociedad de la mano. Se respira vitalidad; a los 5 minutos de estar allí, me encontraba totalmente hechizado por la elevada cantidad y calidad de elementos que muestran todo un estilo de vida. El hecho de que la escuela y el museo estén unidos es fantástico, y la implicación de los niños en ambos proyectos, la guinda al pastel, y el hecho demostrativo de que existen otras maneras de educarse y, por ende, de vivir.
Diego Jiménez Rubio. Graduado en Geografía y Ordenación del Territorio por la UAM, Máster en Desarrollo Local e Innovación Territorial y Presidente de Geonopia.
Sorprendente e ilusionante experiencia de endogeneizacion de los recursos existentes. Una excelente forma de aportar valor añadido a las raíces del territorio ilicitano, con la cultura por bandera.Lorena Martínez Martínez. Turismóloga, especializada en Planificación y Gestión de Destinos Turísticos, Máster en Desarrollo Local e Innovación Territorial y Coordinadora de la Asociación de Jóvenes Empresarios de la Marina Baixa.
Conforme avanzas en la visita, adviertes que esos niños conocen su entorno, aprecian su cultura y son educados en unos valores admirables. Cuando tres niños de diferentes edades nos explicaron una de los expositores que reflejaba el oficio del herrero, hubo un momento sencillamente genial. Todos los alumnos del Master estábamos asombrados con las explicaciones de los niños, y en cuanto terminaron no supimos qué preguntar. Espontáneamente ellos mismos se animaron con ilusión a mostrarnos la utilidad de cada uno de los utensilios. Tal vez ese interés por la cultura que les rodea fue lo más emocionante.
Se trata de un proyecto integral en Desarrollo Local, que desde hace años aúna los intereses de la escuela y el museo y que en múltiples ocasiones se han tendido la mano ante las dificultades. Es sostenible y ha logrado conservar la esencia de ese proyecto pedagógico sin desvirtuarse, contando cada vez más con los reconocimientos que merece.
Lo intangible de este proyecto es lo esencial. Niños que conocen cada utensilio y tienen la capacidad de contar al mundo su sabiduría acerca de la cultura local