Ahora que viene el verano y que buscamos películas más frescas, con un poco de humor y que nos lleven por otros derroteros, no tenemos que renunciar a que la propuesta sea buena, que contenga una historia bien hilada, con buenas actuaciones y que de fondo nos cuente algo más que un chiste fácil. Y para ello tenemos Mandíbulas de Quentin Dupieux que despliega su genialidad en una comedia casi sin pies ni cabeza.
Dos amigos tienen solo un pequeño encargo para ganarse un dinero: recoger y entregar un maletín. Para ello necesitan un coche con maletero, lo cogen prestado, vamos que lo roban, y de ahí a coger carretera a su destino. A medida que llevan el viaje aparece un nuevo pasajero, que no será otro que una mosca. El tercer ocupante del coche que al final será la jefa de la cuadrilla, porque por ella todo cambiará.
Mandíbulas, es hilarante, cómica, sarcástica, casi como un cuento infantil de lo inocente que parecen a veces las situaciones que muestra. Podríamos decir que tiene la síntesis que posee un microrrelato, conocerás el significado de la película en todo su conjunto y con un pequeño gesto, pero todo está envuelto y dibujado por la magia del cine y la imaginación de llevarnos por terrenos casi inimaginables para un adulto, con escenas que parecen más de la tierna infancia, pero con un punto de picardía, ¿o no?
Las actuaciones de Grégoire Ludig y David Marsais están repletas de matices, de tonos burlescos, pero con tan naturalidad que hace de la tontería una habilidad de comunicación, sacando de lo más simple lo más inverosímil. Todo ello está dentro de un guion que destaca por pequeños giros realizados con gran habilidad, donde la palabra llevada a los personajes cobra vida en conversaciones dignas de enmarcar para recordar tiempo después y reírse un poco más.
No hay que olvidarse de la excéntrica actuación de Adèles Exarchopoulos, que tiene un papel que solo lleva a lo histriónico, pero que al mismo tiempo es la verdadera verdad sin renunciar a ser casi la única en toda la película, que, aunque no lo parezca, tenga mejor cabeza.
Mandíbulas dibuja un mundo donde la eterna juventud y la felicidad está presente en los personajes, donde no quieren dejar de sacar ese niño que llevan dentro, y que la simplicidad en las personas es lo que se refleja en cada escena.
Mandíbulas ha conquistado los festivales de Venecia, Sitges, en el Fancine de Málaga y en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián donde fue seleccionada como película de Clausura. Son solo 77 minutos, pero están cargados de un humor tan directo que llega a parecer por momentos delirante y casi parecer increíble lo que se está viendo. Pero en realidad una muy grata ficción cómica, destacable por todo el conjunto, tanto en diálogos como en actuaciones. Aumentado todo en una puesta en escena retro, que podría llevarnos a épocas donde la amistad era todo uno.