Hace 15 años, el 28 de febrero de 2004, murió Carmen Laforet, a los 82 años, después de haber vivido durante más de una década con Alzheimer. Siempre será reconocida por haber escrito Nada y haber ganado el primer Premio Nadal en 1944. Lo ganó con solo 23 años, nadie imaginaba que una novela tan madura pudiera estar escrita por esta joven que nos hizo dar el paso a la edad adulta acompañando a Andrea, de 18 años, reflejando una sórdida Barcelona después de la guerra civil. Nunca se ha agotado y continúa vendiendo varios miles de copias al año.
Esta novela ha sido un referente en la historia de la literatura en España y se suele nombrar junto a La Familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. En el clima de bombardeo que invadió nuestro empobrecido y asustado país después de la guerra civil, Laforet introdujo un ojo realista y un espíritu existencial. Su escritura es directa y fresca con oraciones cortas y claras. «Escribo corto«, escribió en 1983, «mis palabras se ajustaron al hilo de la narrativa«.
En Nada, la joven Andrea llega a Barcelona en 1939 para estudiar: “Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche.” Sus esperanzas se rompen en el piso de sus parientes de la calle Aribau, la violencia física y el abuso verbal son algo normal. Los primos se odian, uno golpea regularmente a su esposa que duerme con su hermano, una tía tiene un amante cuya esposa está en un asilo.. Una familia de lo más variopinta con una abuela fantasmal, varias tías, y Antonia, la criada con su loro. Refleja de una manera extremadamente cercana el vacío de la posguerra y la tristeza de adolescente.
Fue un motivo interminable de preguntas para la crítica literaria a nivel mundial. Poseía muchas referencias intertextuales que creaban dificultades a la hora de clasificarla dentro del canon que existía de género literario. Se asoció con el tremendismo, pero también fue analizada como novela existencialista, incluso bildungsroman (novela de aprendizaje) con narración además en primera persona.
Existe una atmósfera de frustración sexual, crueldad doméstica y horror que tachó a la novela de sensacionalista. La familia de clase media de Andrea es vencedora de la guerra. Al leer sobre ella aprendemos que su familia representa a un país degradado, la violencia de la guerra civil se hace patente en sus consecuencias. La familia real de Carmen Laforet se mudó de Barcelona –donde habían nacido- a las Palmas, en las Islas Canarias, en 1923. En 1939, a los 18 años, volvió a estudiar filosofía y letras en la universidad, pero no terminó su curso. En 1942 se mudó a Madrid, y en 1945 se convirtió en católica practicante y se casó con Manuel Cerezales, con quien tuvo cinco hijos. Se divorció de su marido en la década de los 70.
A pesar de sus numerosos escritos publicados entre novelas, libros de viajes, cuentos, etc., nada tuvo el alcance de Nada. Le ocurrió como a Harper Lee: éxito descomunal en su primera novela, una de ellas con la crisis financiera y la Gran Depresión, y otra con la Guerra Civil española como escenarios. Ambas tuvieron que vivir las consecuencias de estos horribles sucesos. Laforet con 23 años ganó el Premio Nadal y Lee con 34 el Premio Pulizter.
A Carmen Laforet no le gustaba la vida relacionada con ser famosa, odiaba las entrevistas porque le solían preguntar si quería más a sus libros o a sus hijos, por entonces solo podías ser madre y nada más. Influyó a numerosos escritores, sobre todo a los realistas de Madrid de los años 50, y a novelistas maravillosas como Carmen Martín Gaite y Ana María Matute, dos de mis escritoras preferidas.
Desde el punto de vista feminista, en la historia se refleja la emancipación femenina. Los personajes femeninos son los más importantes de la novela, y todas acaban siendo víctimas de la dominación masculina, aparecen varios ejemplos de opresión a la que las somete el patriarcado. La novela es como una prueba de liberación de las circunstancias que le toca vivir a la protagonista, una lucha contra el modelo tradicional de la mujer en el franquismo.
Acompañamos a Andrea no solo en su viaje físico, también en su viaje de la infancia a la madurez y su lucha por reivindicar los derechos de la mujer, probablemente influenciada por Simone de Beauvoir y/o Virginia Wolf.
Pero a pesar de la importancia que tuvo esta escritora, hubo un momento en el que dejó de escribir, probablemente por no verse capaz de continuar con una trayectoria literaria a la altura de sus inicios. Nada le costó el rechazo de su familia y nunca volvió a tener la misma libertad que tuvo con esta novela magistral.
Ha sido tristemente olvidada, así que si has llegado hasta aquí leyendo esto, lee Nada y haz que se convierta en todo.
Casi como de un peregrinaje se tratara, siempre que visito Barcelona paso por la calle Aribau, alzo los ojos y pienso en las palabras de Andrea, a través de las manos de Carmen Laforet cuando termina su primera novela diciendo: “El aire de la mañana estimulaba. El suelo aparecía mojado con el rocío de la noche. Antes de entrar en el auto alcé los ojos hacia la casa donde había vivido un año. Los primeros rayos del sol chocaban contra sus ventanas. Unos momentos después, la calle de Aribau y Barcelona entera quedaban detrás de mí.”