Os naufragados surge fruto del azar. O quizá no, según cuenta su director, el malagueño Jorge Peña Martín. Hallarse en un momento vital vulnerable le llevó a la isla de Florianópolis al sur de Brasil en 2019 cuando se trasladó temporalmente al país. El encuentro con dos personas en ese lugar paradisíaco y remoto en un día desapacible y brumoso fue el detonante de su salvación emocional. También de la certeza del cierre de una etapa y la esperanzadora apertura de otra en forma de proyecto cinematográfico.
El documental, producido por MLK Producciones y Plural Filmes, cobró forma en 2024 tras varios años de rodaje interrumpidos, participando en festivales internacionales de Italia y Colombia, compitiendo en el Festival de Sevilla de 2024 en la sección Nuevas olas, así como en el pasado Festival de Alcances en Mirada andaluza. Durante este mes de diciembre se estrenará en distintas salas como el cine Albéniz de Málaga el 17 de diciembre, la Filmoteca de Andalucía en Córdoba el 18, el 19 en la Cinemateca de Madrid dentro del ciclo DOCMA y el 20 de diciembre en el Zumzeig de Barcelona.
La conversación habida ese día invernal con Andrino y su mujer en su bar destartalado acerca de su largo emplazamiento en la Playa Naufragados despertó el interés por investigar no sólo la historia contemporánea de ese paraje natural, sino también el peso histórico ligado a la colonización siglos atrás debido a su importancia estratégica por su ubicación y orografía, siendo la puerta de entrada a la isla y un punto especial de observación del continente y el tránsito marítimo. El continuo ir y venir de navíos portugueses y españoles que zozobraron y que terminarían en múltiples naufragios acrecentó la idiosincrasia de un lugar entre lo mágico y lo supersticioso, latiendo desde el fondo del mar para crear un imaginario acerca de materiales y tesoros del s. XVI que aún resuenan con sus destellos.

Pero no sólo esos elementos in situ cristalizarían en las ganas de llevar al cine una historia cargada de acontecimientos ligados a la conquista y zozobra de la identidad y culturas indígenas, sino también los nexos y puentes sentimentales a otra escala con la tierra malagueña del director. La forma ancestral de pesca por arrastre del barrio pescador de El Palo parecida a la comunal de la tainha en esa zona insular brasileña, junto a la progresiva pérdida de entornos primigenios naturales debido a la colonización del turismo y el desarrollismo de los 60, entroncan con la Playa de los naufragados, inmersa en un período de quiebre de su idiosincrasia primitiva y fértil. Un lugar sentenciado por otro tipo de colonización actual como la turística amparada en grandes inversores del sector hotelero que amenazan el equilibrio ecológico de lugar y de las familias que, tradicionalmente, han vivido allí durante décadas sin alterar la zona.
El documental comienza con imágenes de mapas antiguos, testimonio de un pasado que pesa mucho y que aflora en el presente con la situación actual de los humildes moradores de la isla, unas pocas familias pescadoras que también sobreviven en verano con el transporte de turistas a la zona y la pequeña restauración.
No repartieron las tierras en la época de la colonización, ni lo harán ahora. La tierra y el mar no pertenecen al que la cuida o la trabaja y así lo sienten sus pocos habitantes. El director fragmenta el documental en cuatro partes –Apuntes preliminares (2019), Notas sobre la visita (2020), Dudas y reflexiones (2022), El eterno visitante (2023)– que corresponden a sus visitas a la zona, las cuales se vieron incrementadas conforme se implicaba más en los relatos que le comentaban los lugareños y las acciones externas del gobierno tras declarar la playa como zona de preservación medioambiental. Esas cuatro fases están relacionadas también con la intuición del proceso de rodaje y su evolución paralela a la relación que iba entablando con los pescadores, que fluctuó desde la desconfianza a la necesidad posterior de difundir su problemática.

Peña Martín es un observador de la cotidianidad de la isla y en concreto de su playa y alrededores. Entrevista a varias personas dando fe de su parsimonia y sencillez al hablar, producto de una vida apacible en un entorno privilegiado aislado del ruido de la civilización, pero también expone el miedo callado y constante por la inminente demolición de sus casas de madera tras ser testigos de otras anteriores. Poco a poco sienten el aliento de las grandes empresas que les presionan para irse amparadas por la ley a pesar de disfrazarse de políticas de protección del entorno. El director duda de adónde le llevará su trabajo, qué podrá rodar cada día, teniendo instantes de incertidumbre e imprevisibilidad y parón en cada nueva visita. Siendo alentado por esas mismas razones y por la llegada de felices circunstancias personales que le empujan hacia una visión con otra proyección: la del futuro traspaso familiar de la cultura y el humilde patrimonio de huertos, pesca y costumbres en plena libertad despojadas de toda presión sociopolítica.
“Somos náufragos de la vida” dice un habitante, cuya resistencia es el reflejo de aquellos que siglos atrás lucharon por su idiosincrasia ante otras amenazas colonizadoras. Se les rueda recolectando, recogiendo leña, andando por la sierra frondosa; observando los peces que entran a la bahía y que servirán para la pesca donde el esfuerzo comunitario será vital y que sirve de símbolo de su lucha ante las progresivas órdenes de demolición. Escena que representa uno de los momentos más álgidos del documental por su carácter antropológico y reminiscencias de películas como La terra trema o los cortos documentales de Vittorio De Seta alrededor de los pescadores italianos. Los pies y manos de hombres y mujeres arrastrando y tirando de unas redes enormes aliviarán su economía mediante su trabajo individual y colectivo con un posterior y justo reparto de lo pescado.


Peña Martín expone su pulso poético motivado por la belleza del entorno que combina el mar, lo selvático y el constante discurrir del agua o la libertad de unos caballos galopando por la playa. Queda subyugado por la fuerza de un lugar escondido, de difícil acceso a pie, pero vulnerable en un futuro demasiado próximo. Al cierre de su último día de rodaje y conclusiones somos testigos de los litigios para defender las casas que aún siguen en pie (33 de 176) y de la nostalgia por aquellos tiempos de libertad, independencia económica y formas de vida marginales en espacios naturales que van perdiendo poco a poco su eco.

TÍTULO ORIGINAL: Os Naufragados (Los naufragados). AÑO: 2024. PAÍS: Coproducción hispano-brasileña. DIRECTOR: Jorge Peña Martín. DURACIÓN: 76 min. GÉNERO: Documental. PRODUCCIÓN: MLK Producciones (España) y Plural Filmes (Brasil). IDIOMA: Portugués y español. GUION y DIRECCIÓN FOTOGRAFÍA: Jorge Peña Martín. MONTAJE: Bruno Herrero Pariente. MÚSICA: Felipe Milano. SONIDO DIRECTO: Gerardo Monje, Ju Baratieri. Con apoyo de: Agencia Andaluza de Instituciones Culturales.