Corro durante todo el año como el conejo de Alicia aunque de vez en cuando, cuando puedo parar, cojo la cámara y le dedico tiempo a la fotografía. No es mucho, pero es una pausa a la rutina.
Aquí van algunos instantes de este verano en Berlín, cuando sentía que el asfalto ardía y la ciudad vibraba.
Nos advirtieron de que Berlín no era Alemania y de que Alemania no era Berlín. Yo solo quiero berlinizar Murcia y volver a perderme por sus calles.
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Más fotografías aquí: Dot the i. Brujas, huertos y arañas.
Cualquier viaje, como este paseo nuestro a Dillingen, es una resistencia a la privación, porque no se viaja para llegar sino para viajar y entre los retrasos brilla el puro presente. ¿Quién y qué se pone realmente en marcha?
Claudio Magris. El Danubio