Ibón Martín ha publicado su nueva novela, La danza de los tulipanes. Un thriller policíaco con el que puede consagrarse como nuevo «maestro vasco del suspense». Un eslogan que no está alejado de la realidad que presenta.
El autor de la exitosa La jaula de sal, El faro del silencio o El último akelarre, da el salto al grupo Penguin Random House publicando en Plaza & Janés. Una prueba que ha superado con notable solvencia y de la que puede intuirse una buena proyección.
El donostiarra se suma a la lista de escritores vascos que están triunfando en el género policíaco y suspense.
La novela negra se escribe en vasco
La novela negra tiene carácter vasco. O es que los vascos han conquistado el género. Eso es lo que puede deducirse observando el panorama literario de los últimos cinco o seis años. Thriller, suspense, policíaca… Alguno incluso ha acuñado un nuevo término o variante, el «noir gastronómico». Los títulos de mayor éxito vienen firmados por autores vascos e historias que transcurren entre el País Vasco y Navarra.
El punto de inflexión podríamos ponerlo con la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo que ha traspasado fronteras. Actualmente, otra mujer, la gasteiztarra Eva García Sáenz de Urturi triunfa con su Trilogía de la Ciudad Blanca. Entre ellas, nombres como Jon Arretxe, Javier Abasolo, Noelia Lorenzo Pino –finalista del Premio Hammett en la Semana Negra de Gijón—, Ricardo Alía, Xabier Gutiérrez que ha mezclado la gastronomía con la novela policíaca, o Mikel Santiago, al que llaman el Stephen King vasco.
Y entre otros varios, Ibón Martín. Después del éxito cosechado en su tierra con la tetralogía Los crímenes del faro, inspirados en la literatura nórdica, acaba de publicar su nueva novela dando el salto al panorama internacional de la mano de Plaza & Janés. La danza de los tulipanes, un thriller policíaco donde el paisaje es un personaje más de la novela.
De la literatura de viajes a la «euskandinava»
Ibón Martín (San Sebastián, 1976), de formación periodista, empieza escribiendo literatura de viajes enamorado del paisaje que lo rodea. Recorre más de trescientas rutas a lo largo del País Vasco que reúne en varias guías, indagando también en la historia y la mitología vasca. De ello resultan libros como Mitología vasca. 40 rutas mágicas a pie. Recientemente ha trasladado esta combinación a la literatura infantil con tres libros de aventuras en los que lleva a los niños a descubrir el bosque de Basajaun o al astillero de Albaola.
La transición a la ficción llega con El valle sin nombre, una novela histórica que nos traslada a la Edad Media en el País Vasco. En sus siguientes libros se vuelca al cien por cien en la ficción con la novela negra. El faro del silencio, el primero de una tetralogía de suspense protagonizada por la escritora Leire Altuna que recuerda a los thrillers escandinavos del momento. Un género que combina las tramas policíacas y el suspense con la crítica social y política. Y que habitualmente presenta una parte costumbrista mostrando cómo el personaje se relaciona con el entorno. Lo que Ibón Martín ha creado tal y como él ha dicho: literatura «euskandinava».
En todas sus novelas la ambientación tiene un papel relevante. El paisaje del País Vasco es protagonista en todos sus libros. En La danza de los tulipanes es prácticamente un personaje más. Hablamos de la ría de Urdaibai, en Vizcaya, donde se ha producido un brutal asesinato retransmitido en directo por Facebook. La víctima, una conocida periodista de la comarca, tenía entre sus manos un tulipán, lo que lleva a pensar que se trata de un asesino en serie. Hipótesis que toma fuerza cuando aparecen nuevas víctimas con el sello de la flor. La Ertzaintza reúne en la comisaría de Gernika a la Unidad Especial de Homicidios de Impacto al mando de Ane Cesteros.
Redes sociales y violencia de género
La novela tiene como eje a la agente Cesteros y se apoya también en Julia, otra de las componentes de la Unidad Especial. Despliega una correcta coreografía de personajes bien perfilados. De una manera muy fluida nos da a conocer el carácter de cada uno, hasta el punto de que según avanza la novela el lector puede llegar a intuir sus reacciones. Enlaza aspectos personales de sus protagonistas con el hilo principal, poniendo sobre la mesa temas de candente actualidad. El uso de las redes sociales y el impacto de los medios de comunicación, o la violencia de género. No profundiza pero sí expone lo suficiente para que no quede baladí ni superficial. No se trata de hacer un discurso o aleccionar, sino de contar una historia para que el lector reflexione y saque sus propias conclusiones.
Narración cronológica, con algún capítulo flashback. Un narrador omnisciente que puede permitir al lector tener más datos de los que conocen los protagonistas. Concesión, sin embargo, que solo se realiza de la mitad de la historia en adelante. Y, aun así, los datos nos son especialmente reveladores sino que imprimen más tensión a la lectura.
Ibón Martín presenta personajes que en su infancia han vivido la violencia de género dentro del núcleo familiar o una ausencia total de afecto y cariño. Qué consecuencias acarrea en sus vidas adultas y cómo canalizan esos traumas. Lo fácil hubiera sido tirar de tópicos —sobre todo en lo que respecta a violencia de género—pero ha sabido tratar el tema desde otra perspectiva, sin señalar directamente pero sí rompiendo una lanza a favor. Sutilmente pone sobre la mesa un tema que la sociedad de hoy en día no puede obviar.
De la misma manera que tampoco ha podido obviar la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales en nuestro día a día. Narcisismo, necesidad de llamar la atención, de ser escuchado… Ha entretejido todos esos temas para hacer un fiel reflejo de la sociedad actual, sus problemas y contrariedades.
La novela está compuesta por 79 capítulos pero en cuanto a cuestiones rítmicas podemos dividirla en dos partes. Una primera más lenta en cuanto al desarrollo de la trama. Si bien hay que presentar a todos los personajes y sus circunstancias, que lo hace de manera espléndida, en lo que se refiere al desarrollo del caso de investigación se abre un abanico de sospechosos pero ninguna pista especialmente destacable que alerte al lector. Es decir, le cuesta entrar en materia. No así en esa segunda parte en la que aumenta la tensión narrativa, y se van desencadenando los hechos pistas y sospechosos en cascada. En todo caso, el suspense prevalece de principio a fin con un desenlace sorprendente.
PRH se sube a la ola del suspense vasco
El paso a una editorial grande como Plaza & Janés le supone a Ibón Martín un salto cuantitativo y cualitativo por razones obvias. Formar parte de un grupo y una editorial internacional que edita a grandes escritores trae implícita la suposición de que el autor posee esa categoría o nivel. Un aumento de la visibilidad y, por tanto, del número de lectores. Que no son pocos los que ya cosechó con la serie Los crímenes del faro en la editorial Travel Bug.
Por otra parte, teniendo en cuenta que en esta «ola» de la novela negra vasca el grupo Planeta tenía los nombres de más peso como Dolores Redondo y Eva García Saénz de Urturi, Penguin Random House tenía que sumar un nuevo autor para seguir en la competencia y ha dado el golpe con el creador de la literatura «euskandinava».
Título: La danza de los tulipanes |
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