Hace unos meses tuvimos como protagonista a Grela Bravo con su libro “Mujeres que crean”, ahora la tenemos de nuevo en Amanece, pero con una entrevista de su nuevo trabajo ‘Alas y tierra fértil’ su nuevo poemario.
¿Cómo nace tu pasión por la escritura?
No podría definir un momento, ni un cómo, pero sí tengo el recuerdo nítido de la necesidad de expresarme desde muy pequeña. Sentí muy temprano esa pulsión de (re)crear lo que veía, lo que sentía… de traducirlo de uno u otro modo, y compartirlo. Escribía cuentos, poemas, dibujaba… indagaba sin saberlo en mi propio lenguaje creativo.
En tu trayectoria profesional mezclas fotografía, ensayo, psicología y narrativa ¿cómo se conjuga todo?
Diría que mi vocación son las personas y mi pasión la comunicación. Y el hilo que llevo toda la vida tejiendo entre una y otra es lo que se proyecta en mi inquietud creativa. Al final todo son distintas herramientas para llegar a lo mismo. La necesidad de comprender, de acompañar, la expresión de una emoción, de un sentimiento, de un compromiso social… que necesito compartir.
No es tu primer poemario, el poema es algo que marca mucho tu bibliografía, de hecho tu primer libro fue de poemas ¿Cuál es la razón? y ¿Cómo nace éste último?
Hace ya algunos años, un editor me dijo: «tú en realidad lo que eres es poeta» y yo le respondí con aquel precioso verso de Jaime Gil de Biedma:
«Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema…”
Creo que la poesía es una manera de leer la vida, de interpretarla, de filtrarla. Podría escribir o no, pero eso no cambiaría esa sensación de que puede abrazarlo todo. Por eso creo que todas las disciplinas artísticas son después de todo, expresiones poéticas.
La presentación del poemario ha sido con una performance, ¿Cómo te planteas el realizarlo así?
Quería escenificar el mensaje del libro. Ir un paso más allá, y ayudar a ese otro público, que no es el lector habitual, a asomarse a la poesía desde otra mirada.
Fue muy especial hacerlo coral y poder compartir esa intención con los artistas que me acompañaron. La actriz Sonia Ezquerra, el pianista Víctor Prosper, los poetas Joan Camps y Raúl Parra y la autora del prólogo Eva Marini. Un lujo contar con ese collages de sensibilidades y talentos. La experiencia fue tan mágica que seguro volveremos a compartirla en otras ciudades, al menos es lo que me gustaría.
Una portada sobrecogedora la de ‘Alas y tierra fértil’, ¿es una metáfora de su interior?
Es una maravilla, obra de la artista gaditana Lucía Paniagua. Creo que ha sido la portada ideal para este libro. Es el mejor poema visual con el que podía presentar el poemario y estos versos.
Me alegra que de un modo u otro te conmueva … creo que ese es un vértigo necesario para desear abrir y leer un libro.
Decir que un trabajo va dirigido en concreto a un sector, en este caso me refiero a la mujer, hoy en día quedaría, o debería decirse, obsoleto, pero pudiera ser así, o ¿piensas que hay cierto tipo de literatura de la cual la mujer es más consumidora?
No creo que el libro esté dirigido a un sector o colectivo concreto. Yo no lo he escrito pensando en ello. Ni con esa vocación. Me gustaría pensar que cualquiera podría leerlo, sin importar género ni edad. No hay nada más gratificante para un escritor que cada lector haga suyo el texto. Creo que en ese sentido la poesía es quizás el más generoso de los géneros, y un mismo poema puede ser tantos poemas como lectores tenga, como escribió Suso Sudón «Un poema no es un poema. Si lo leen mil personas un poema es mil poemas».
El prólogo de ‘Alas y tierra fértil’ pudiera considerarse un grito de reivindicar la igualdad y la libertad, y entiendo que va más enfocado a la mujer al igual que te gustó reivindicar el papel de la misma en Mujeres que crean, ¿es lo que pretendías?
Es la primera vez que me escribe un prólogo una (muy buena) amiga. Supongo que el prólogo responde a lo que el libro le provocó, pero sin duda ella, más que nadie, también me estaba leyendo a mí en cada verso. Es un texto que me emocionó por eso especialmente la primera vez que lo leí. Y ciertamente siento que ha sabido condensar muy bien la esencia de esos poemas, y de mi voz en ellos.
¿Qué tanto por ciento hay de ti misma en los poemas?
Todo lo que hago es inevitable e irrenunciablemente ‘muy yo’. En todo lo que me implico me entrego. Y cualquier cosa que uno haga desde ese compromiso acaba impregnado de tu personalidad, con todo, para bien y para mal. Cada obra, lo queramos o no, acaba narrándonos. Nuestras experiencias, vicisitudes, ideas, anhelos, miedos, sueños, deseos…y hasta nuestros silencios.
Imagino que crear/escribir es la parte más enriquecedora de tu trabajo pero ¿Qué pierdes y qué ganas al terminar de escribir un libro?
Creando solo se puede ganar. Y cuando ganas, siempre ganas todo.
Acabar cada libro es como un parto. Sientes esa agotadora felicidad, y la inexplicable contradicción de lleno y vacío al mismo tiempo. Yo siempre digo que una vez escrito; deja de ser mío. Ya no me pertenece… y empieza a crecer.
¿Cómo es tu proceso creativo ante un trabajo y cuánto tiempo te ha llevado Alas y tierra fértil?
No soy capaz de responder, porque me temo que no tengo método. No soy una autora metódica, en el sentido más técnico de la escritura ni la creación. Escribo desde el impulso. Aunque cada trabajo ha tenido un proceso distinto. Porque cada uno me lo ha movido una pulsión distinta.
Éste lo escribí el verano pasado. Fue mi particular manera de enfrentarme al duelo de un diagnostico inesperado. Es fruto de lo que no lloré entonces, porque me urgía más sacarlo así, a golpe de tecla y decirlo. Es un libro salado, de mar, de sudor y lágrimas. Está lleno de orillas y horizontes, rojizos… de un verano sin duda distinto.
En estos momentos sacar un proyecto adelante es todo un logro, ¿cómo ha cambiado todo en los años que llevas?
Hace años fui invitada a dar una conferencia en Buenos Aires, sobre los nuevos escenarios creativos… Recuerdo hablar de internet y los entornos tecnológicos, pero poco podía adivinar entonces hasta qué punto realmente el espacio digital, y las redes sociales en concreto, afectarían y condicionarían todo esto.
Sin duda el dónde y el cómo han cambiado, y lo siguen haciendo, y eso inevitablemente revierte también en qué escribimos, cómo lo decimos… y para quién. Eso ha obligado al mundo editorial, en su sentido más amplio, a reinventarse. Y también ha democratizado, o quizás mejor; universalizado (porque eso de democratizar está tan desgastado que empieza a ser casi un concepto en desuso) la poesía, entre muchas otras experiencias artísticas. Al menos la ha hecho más accesible y cercana.
Título.: Alas y tierra fértil |
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