Enrique Rafael Vizuete Albaladejo (1977) es Arquitecto, Arquitecto Técnico y Fotógrafo. En la actualidad reside en Alicante donde tiene su propio estudio de arquitectura y desarrolla los proyectos y concursos a nivel local y en ocasiones nacional.
Hablamos con Enrique de arte, del trabajo que presenta a Salitre y de fuentes de (no) inspiración.
El arte para Enrique es…
“Creo que esta pregunta es de aquellas a la que a ninguno de los que podamos estar inmersos o desarrollar algún tipo proceso creativo nos resulta fácil de contestar. Más bien todo lo contrario, casi llegando al borde de la incomodidad, por tratarse de una especie de juicio de conciencia ante algo tan abstracto y sublime (el arte) como lo podría ser la religión o la filosofía. Dicho esto y dejando de manifiesto que no será pregunta fácil para mí, no quisiera evadirme de mis compromisos con los lectores de Salitre Revista Cultural y dar mi breve visión de lo que puedo entender como arte.”
Aquello de lo que un sujeto es capaz de hacer, ya porque tenga una habilidad especial, una virtud o una interpretación de la realidad que le rodea, pero siempre contando con la respuesta o la captación de aquella persona que observa dichas habilidades. Bajo el punto de vista de Enrique, siempre deberá existir un sujeto y un receptor por lo que cree que el arte es más un proceso que un objeto al que poder colocar, exponer o fijar un precio. Tan sencillo y tan complejo al mismo tiempo.
“Tengo la convicción de que no todas las personas tienen el mismo grado de creatividad ni de actividad sensorial receptora para encajar, valorar o interpretar lo que la persona creativa pretende decir a través de su obra, por eso se hace tan difícil. Algún lector podrá pensar que entonces dentro de esta definición se podría englobar cualquier acción que tuviera un emisor-acción-receptor y considero que no es así. Lo que convierte esta fórmula en arte es algo tan subjetivo como los sentimientos que ambos pueden llegar al compartir al observar dicha plasmación, el entendimiento empírico del vínculo común”, explica Enrique.
Enrique presenta
El trabajo resultante de estar expuesto a esas presiones más o menos presentes en cada uno de los proyectos de su trabajo como arquitecto y donde por medio de otro vehículo, la fotografía, plasma otras inquietudes personales donde ya no existe ese encargo y esas ataduras. A eso hay que sumarle su personal descontento con el mundo en el que vivimos. Se trata de una serie de fotografías de paisajes naturales, urbanos, industriales. Unos de ellos llenos de calma y otros veloces y llenos de celeridad. “No comparto el estrés del modo de vida de las sociedades occidentales que nacieron de la revolución industrial ni el de las incipientes sociedades asiáticas que están surgiendo de la revolución tecnológica. Creo que con esta forma de vida estamos llegando a un punto sin retorno y que aunque ni tú, Anna, ni yo lo veremos, el proceso seguramente acabe con el resultado de extinción de estas civilizaciones y tal vez con propio ser humano. No se acabará la vida, algunas especies se readaptarán y La Tierra y la naturaleza seguirá su camino sobreponiéndose a esta catástrofe que hemos montado. Por eso, esta colección de fotografías que expongo aquí en Salitre y en Alicante en el pub La Vereda durante el mes de marzo no son más que el reflejo de esta visión personal, que cada vez es más compartida por algunos. Tal vez reflexionando sobre ello podamos arrojar a pequeña escala algo de luz a estos modelos de vida que conocemos”.
Fuentes de inspiración
“Si te refieres a fuentes de inspiración como motor de arranque de la temática de mis fotografías, creo que ya lo he reflejado en la pregunta anterior. Pese a que me considero una persona activa, alegre, positiva y que me gusta compartir mi tiempo en el día a día, pienso que el desasosiego, la preocupación y el egoísmo son rasgos de nuestras ciudades y sus usuarios. Y ese, tengo muy claro que no es el marco adecuado para satisfacernos y para la convivencia”.
En cuanto a música, cuando carga con su equipo prefiere no escuchar música. Enrique pone como ejemplo escuchar música de Eluvium. Michael Nyman o Sigur Rós en el momento de captar el instante fotográfico y como éste puede verse contaminado. “Ten en cuenta que en algunos momentos, como pudo ser estar sobre la catarata de Dettifoss en Islandia, con 60 metros de caída de agua bajo tus pies, escuchar música sería algo innecesario y descafeinado. Y no siempre uno se encuentra en Islandia, Iguazú, o Panamá, pero siempre prefiero poner el sentido del oído al servicio de la propia fotografía que vaya a captar en un momento determinado. Soy partidario de dejarme empapar por la escena al 100%”. Otra cosa bien distinta es cuando se encuentro en el estudio, frente al ordenador, visualizando o revelando esos instantes captados. En ese momento sí suele escuchar toneladas de música.
Le hemos preguntado a quien admira dentro del mundo de la fotografía y nos ha respondido que en el campo de la fotografía de conflictos sociales, guerras, desigualdades y conflictos podría mencionar a un clásico como Robert Capa y sobre todo a James Nachtwey. “Cuando hablo con mis amigos profanos a la fotografía, suelo recomendar efusivamente el documental War Photographer donde se muestra parte de la obra de Nachtwey y de su personalidad, respeto y neutralidad a la hora de posicionarse frente a las extremas situaciones que retrata. Su forma de ser está completamente asociada a su obra y creo que ahí es donde reside siempre el éxito de la misma”.
Proyectos de futuro
Enrique siempre tiene proyectos pero al formar parte de procesos dilatados en el tiempo nunca sabe cuando es el momento apropiado para terminarlos o decir basta.
Recolecta fotografías de cosas muy concretas que un día formarán un todo. “Quizás, esta forma de trabajar tenga que ver con la manera en que desarrollo mi vida profesionalmente y el tiempo que le dedico a la fotografía”, comenta Vizuete.
Además, le hemos preguntado si se imagina de aquí a 10 años dedicándose al mundo del arte y cree que de alguna manera ya lo hace. En su trabajo actual tiene proyectos arquitectónicos en los que goza de cierta libertad creativa donde poner en práctica todo su ingenio. “Pero si la pregunta va encaminada en la dirección de si me veo dedicándome a la fotografía profesionalmente y de forma remunerada, lo cierto es que no. De momento con el tiempo que le dedico tal vez necesite bastantes más años de los que me propones”.
No obstante, se considero una persona afortunada ya que puede satisfacer sus inquietudes artísticas bien sea con la arquitectura o la fotografía.
I ♥ Alicante
Para Enrique, las playas rocosas del Cabo de Las Huertas son, sin ninguna duda, su lugar favorito de Alicante. En concreto alguna de las naturistas ya que en ella logra descontextualizarse, descargar su rutina y relajar las tensiones. Es un lugar al que va muy a menudo a hacer fotografías y a disfrutar del mar.
Por otro lado, la Isla de Tabarca en pleno invierno es un lugar que recomienda para estar tranquilo y alejado de todo.
“-Gracias por vuestra entrevista y difusión. Creo que hacéis un trabajo fantástico”.
Gracias a ti por tus palabras y por confiar en Salitre.