Interesantes títulos los que han pasado por mis manos este mes. Y no he tenido que gastar mucho en ellos ya que he recurrido al e-book como medio para adentrarme en los entresijos de las tramas que nos proponen los autores que pasamos a citar. Para empezar, un clásico. En La mirada del observador, de Marc Behm, nos topamos con una curiosa y obsesiva historia protagonizada por un detective señalado por la angustia vital que significa haber perdido a una hija, tragedia que le marcará la vida a fuego, un fuego que le impedirá delatar a una asesina a la que persigue y de la que se convierte en sombra simplemente por identificarse con ella como padre. Delirante argumento centrado en el mismo protagonista y en su víctima, en una relación antinatural e inquietante. Buena literatura con el sello de los autores americanos de la primera mitad del siglo XX. Con El sanatorio de la Provenza, Rosa Blasco consigue llevarnos de la mano nada menos que el mismísmo sanatorio de Saint Remy en el que estuvo ingresado Van Goth debido a sus ataques de locura. No es el pintor el protagonista de esta novela de intriga pero sí que le aporta la sal que de otra forma no le hace falta a un buen argumento bien llevado a cabo aunque con un final menos espectacular de lo que yo esperaba; en cualquier caso, admito que he disfrutado con su lectura, y esa es la razón por la que creo recomendable pulsar el botón y comprar a un precio más que módico esta interesante novela. Lo mismo cabe decir de La extranjera, de Astrid Nielsen, trama desarrollada en la ciudad de Burgos al amparo de su catedral y de las orillas del Arlanzón, escenarios en los que tendrán lugar confesiones inconfesables y la reconstrucción de una historia que sólo puede ser escrita en sentido inverso y que cambiará la historia de la joven protagonista, una noruega en un pais extraño. Por último, quiero recomendar la lectura de Legado en los huesos, de Dolores Redondo. Es la segunda parte de una trilogía y, sin embargo, me la he zampado sin haber leído previamente la primera entrega. Tampoco la he necesitado aunque reconozco que estoy ansioso por conseguirla y en lazar las escasas piezas de la cadena que la autora ha construido en este sólido texto lleno de intriga y de buena literatura negra. Pasar sus páginas ha sido todo un placer y se me ha hecho corta una obra que no es precisamente breve. La protagonista, una inspectora de policía navarra, se ve obligada a luchar con su pasado en un ambiente bucólico dibujado por los bosques que unen Pamplona con Elizondo. La verdad es que tras leer esta novela se te apetece recorrer esos caminos, verdes que seguro desprenden el verdadero aroma de la naturaleza aunque también esconden secretos que sólo el que recorra sus páginas podrá desvelar.
Aquí os dejo, no sin deciros que estoy bebiéndome El hombre bizantino, de Aaron Reyes, autor que pretendo sea el protagonista de nuestro próximo encuentro en SALITRE. Hasta entonces, un fuerte abrazo a todos.