Confirmada la bonanza de los meses estivales para la lectura, decidí con buen criterio destripar varias novelas para traerlas a esta nuestra sección en la que me gustaría contar con más participación en pro no llegar a parecer un solitario lector con delirios en blanco y negro. En fin, desde mi particular senda literaria he querido rescatar un título que me venía llamando la atención de tanto empacho “escaparatil” al que he sido sometido en los últimos tiempos y que finalmente he decidido leer tras la generosa ofrenda de una amiga. Se trata de El juego de Ripper, de Isabel Allende. Lejos quedan las ráfagas literarias de La casa de los espíritus o Paula. Haciendo uso de un exquisito dominio de las letras, la autora peruana nos toma de la mano para sumergirnos en una intriga criminal, género escasamente cautivado por la inventora de historias. Delante del libro se encontraba un servidor intentando hacer balance de sus virtudes y defectos y, si bien descubrí virtudes en su estilo, también vislumbré carencias (sobre gustos no hay nada escrito) en cuanto a una trama más prometedora que eficaz. Cierto, se me quedó corto el desenlace e incluso el curso de una historia que gira en torno a una niña con capacidades especiales que se escuda en un juego de rol para defenderse de una realidad que la supera y a la que no termina de adaptarse. La implicación de la misma realidad delictiva en las bases del juego tiene como consecuencia un desenlace en cierto modo previsible al que yo le hubiese aplicado un poquito más de sal. No obstante, se trata de una novela más que correcta que cumple con su propósito y que, por supuesto, tiene su sitio en esta sección.
Otro de los libros que me he zampado de un tirón es El prisionero de Sevilla Este, del ya referido en esta sección. Con este título se cierra el círculo, o la trilogía constituida por El asesino de la Regañá y Los crímenes del Palodú. La trama, el estilo y los personajes forman un todo a lo largo de los tras volúmenes de esta peculiar historia negra contada de “sevillanas maneras”. Probablemente no haya otro título más localista que cualquiera de estos tres y el lector foráneo se puede encontrar con un muro a la hora de desenredar una historia llena de ironía, cachondeo y grandes dosis de humor. Sin duda, la trilogía se ha convertido en el bombazo editorial del año en Sevilla y ni siquiera los autores consagrados han podido competir con este joven autor, que ha sabido dar con la tecla para que los sevillanos lean y rían en tiempos de crisis.
Pasamos página y nos centramos en los interesantes títulos que nos regala el diario El País tres veces por semana, obras clásicas de la literatura negra en las que la caracterización de los personajes prima incluso sobre la trama dispuesta sobre el tapete. Los autores americanos que hicieron fuerte el género se nos presentan en el esplendor de sus grandes obras, hijas de una ambientación impecable con la que el lector no tarda en identificarse. En El asesino dentro de mí, Jim Thomson nos presenta a un psicópata perfectamente integrado en la sociedad, desempeñando el papel de ayudante del sheriff en una ciudad en la que nada es lo que parece. Ingenioso retrato de un asesino atípico que nos habla en primera persona en una historia que termina por crear una difusa empatía con su protagonista y su peculiar modo de eludir el aparato judicial del que él mismo forma parte. En Disparen sobre el pianista, de David Goodis, el protagonista, un personaje atormentado por el pasado, termina volviendo al mismo gracias a un presente injusto que no le permite olvidar los hechos que le llevaron a tocar el piano en un sórdido antro de los bajos fondos de Filadelfia. Narrada con tremendo cuidado de ambientes y personajes, se trata de un título de género, de lectura obligada para los amantes de la novela negra. De hecho, se trata de una de las novelas de culto norteamericanas del siglo XX. Por último, haré mención de Charlie Parker, protagonista indiscutible, héroe y antihéroe de una serie de novelas nacidas de la pluma de John Conolly en las que este sabueso tendré que enfrentarse a retorcidos casos que observarán la atención del lector y lo transportarán a los ambientes más sórdidos de la nación norteamericana. El primer título de la saga, Todo lo que muere, ya nos impacta y nos marca las pautas de lectura y las mismas intenciones del autor al iniciar la serie. Poco a poco nos iremos relacionando con este personaje en secciones sucesivas y estoy seguro de que aquellos que aún no lo conozcan se sentirán atraídos por él desde la primera página.
En fin, cinco títulos que he tenido la oportunidad de leer en agosto y que muy gustosamente comparto con todos vosotros con la esperanza de que disfrutéis al menos tanto como yo lo he hecho al leerlos.
Hasta la próxima, amigos.