Barbara trabaja como profesora en el colegio Saint George, en Inglaterra. Es una mujer gris y amargada, que sólo tiene palabras y pensamientos negativos hacia las personas de su entorno. Eso no significa que quiera pasarse la vida sola, de hecho, siempre anda en busca de una amistad verdadera con otra mujer, pero en las contadas ocasiones en que ha logrado cimentar una su exceso de celo y su tóxica manera de enfrentarse al mundo han hecho que todo se fuese al traste.
Por eso, cuando conoce a Sheba, la nueva profesora de cerámica de la escuela, aunque se siente irremediablemente atraída por su belleza, carisma y despreocupación propia de la clase alta a la que pertenece, decide no actuar con precipitación. No puede saltarle encima y gritarle «¿Quieres ser mi amiga?» porque la asustará. No, tiene que ir poco a poco, sin aparentar necesidad.
Cuando el acercamiento se produce, Barbara se siente pletórica. Sheba es tan maravillosa… Tan bella, con tanto talento, con una familia que la quiere y una visión de la vida libre de prejuicios. La sorpresa, por tanto, va a ser mayúscula… cuando esta bella flor le confiese que está teniendo una aventura amorosa (y también sexual) con un alumno de quince años llamado Steven Connolly. Barbara se horroriza, claro, porque no es para menos… pero a la vez experimenta una siniestra revelación: cuando todo salga a la luz (porque no hay duda de que acabará saliendo), Sheba sólo va a poder contar con ella, su fiel escudera. Qué gran papel le espera como único soporte de su amiga…
Diario de un escándalo es uno de esos libros que no puedes dejar aparcado ni un momento. Seguramente el morbo de la historia nos puede, y eso es algo que Zoë Heller, su autora, explota a la perfección, ya que a lo largo de la historia nos hace partícipes de la hipocresía de una sociedad de la que, ¡oh, sorpresa!, nosotros también formamos parte. Nos ofrece una historia cruda acerca de un delito que debería parecernos aberrante se vea como se vea… pero claro, al verlo de una manera tan cercana igual no lo consideramos tan monstruoso. Porque nos estamos acercando a sus protagonistas de una manera tan directa que, ¡peligro!, podemos llegar a entenderlos.
Pero ¿y si en vez de una cuarentona con un quinceañero nos hallásemos ante un cuarentón con una quinceañera? ¿Seríamos tan benévolos? No hace falta ni que nos lo preguntemos subliminalmente mientras leemos: a lo largo del propio relato van a plantearnos este tipo de preguntas, porque esto es un escándalo mediático sobre el que todo el mundo va a opinar.
La relación entre Sheba y Steven es un sinsentido que ella debería haber frenado desde el principio… pero va a caer en ella como si bajase por un tobogán sin final, y vamos a acompañarla en la caída. Porque no podemos apartar la mirada de su historia… y porque puede que queramos protegerla de la insania de Barbara.
Aunque esta historia de amor absurda y enfermiza es el pilar del relato, muchos otros elementos lo vertebran para convertirlo en un camino de conocimiento del alma humana. La amargura que se ha ido cociendo en una mujer que no sabemos si tiene un problema mental, sexual o relacional, o todos ellos a la vez. Las dificultades, pactos tácitos y verdades inconfesables de las relaciones padres – hijos (con un speech acerca de la necesidad de tener un público adulto para definir el rol como padre/madre que es pura materia de reflexión). Los juegos de poder, sacrificios y anhelos que rodean y componen las relaciones de amistad.
No es fácil escribir sobre un tema tan controvertido y que pueda generar un rechazo tan generalizado como las relaciones sexuales entre adultos y adolescentes. Lolita ya fue en su día un escándalo, precisamente, ya que, aunque el tratamiento era más bien lírico y en ningún momento explícito, la época en que fue escrito (1955) y la edad de la protagonista (doce años) se prestaban a que su publicación levantase ampollas. Zoë Heller escribió su novela en 2004, y la edad de su protagonista más vulnerable, quince años, es más llevadera, pero la vuelta de tuerca que supone que sea una señora quien se acueste con un chaval hace que la historia sea complicada y arriesgada desde la primera página.
«Tienes razón, claro. Es verdad que es muy joven. Pero ahora veo que esa edad tiene un encanto muy particular. ¿Sabes cuando las feministas se enfadan porque los viejos persiguen a las jóvenes? Yo nunca estuve de acuerdo con ellas. Siempre simpaticé con los carcamales. Y ahora me alegro de haberlo hecho, porque entiendo que un cuerpo joven y hermoso pueda volverte loca. Podría pasarme horas acariciando y achuchando a Steven y no me cansaría. Es como si quisiera… como si quisiera… penetrarlo. Bueno, no hablo literalmente, no me refiero a hacerlo con uno de esos consoladores ridículos. Mi fantasía es más bien que me metería dentro de él, de algún modo. O que me dejaría tragar por él. Es como cuando abrazas a un bebé o a un gatito y quieres apretarlo tanto que lo matarías… Ah, crees que soy una depravada.» Mmmm… ¿lo creemos?
La versión cinematográfica, estrenada en 2006, contó con una Judi Dench y una Cate Blanchett que, como era de esperar, bordaron sus papeles. Pero, como también era de esperar, la película, aunque entretenida y con una atmósfera muy lograda, no alcanza el grado de sutileza de un libro que es puro estado mental.
Estamos ante una noticia-bomba, sobre la que la prensa va a lanzarse en plancha y sobre la que todo el mundo va a querer mostrar su repulsión. Habrá que ver cuánto de verdad hay en las cosas que se dicen. Y nosotros como lectores lo vamos a tener relativamente fácil, porque Barbara nos ha preparado una detallada recopilación de los hechos que han ocurrido. Es el libro que tenemos entre las manos. ¿Será absolutamente fiel a la realidad lo que esta siniestra mujer ha escrito? Pues… veremos. No deja de ser un diario… el diario de un escándalo.
Título: Diario de un escándalo |
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