EXPERIENCIA
Mi pareja y yo nos conocimos por Tinder hace algo más de un año. Desde entonces hasta hoy, parece que hayamos corrido una carrera de fondo. Dos meses después de conocernos, ya bromeábamos con el matrimonio. A los cinco meses decidimos trabajar juntos en mi proyecto personal, un mes después viajó conmigo a España para presentarlo en familia y tras dos meses más, ya vivíamos juntos. A los nueve meses desde el comienzo de la relación, iniciamos los trámites prematrimoniales -para regularizar mi situación migratoria- y ahí, todo saltó por los aires. El nivel de tensión entre nosotros era tal que las discusiones duraban 24 horas al día.
Recuerdo la mañana en que tuve que salir de casa y bajarme a ese lugar sagrado que me permite soltar todas las tensiones y conectar con mi brújula interior –si no tienes el tuyo te recomiendo encarecidamente que lo encuentres-. Desde allí, busqué una casa amiga que me acogiera unos días. Al volver, le encontré haciendo las maletas para irse, había decidido llevárselo todo.
¿Sabes ese momento en que por dentro te sientes ligera cual pluma? Pues así me sentí.
REFLEXIÓN
Por suerte, antes de irse tuvimos una conversación -que no discusión- en la que él me expresó su necesidad de tomarse unos días y viajar, desconectar del mundo para conectar consigo mismo. Yo, cargada con esa misma sensación después de haber estado en mi lugar sagrado, sentí que era una muy buena idea.
Ese viaje nunca llegó y a los dos días él ya hacía comentarios sobre la vuelta a casa, a mi casa. En ningún momento me pareció un drama dejar de vivir juntos, más bien al contrario, no me apetecía retomar la convivencia. No sé muy bien cómo fue aquella conversación en que ambos entendimos que por el momento estábamos bien así, que necesitábamos cierta distancia.
Desde entonces, hemos ido dando muchos otros pasos hacia atrás y algunos hacia delante, como casarnos el pasado Octubre. Nuestras madres todavía no entienden eso de estar casados y no convivir. De hecho no lo entiende casi nadie, pero a nosotros nos da igual porque ambos sentimos que estamos en el camino correcto y que cada vez crecemos más como personas y como pareja.
APRENDIZAJE
Comparto esta experiencia personal porque para mí el feminismo consiste en reflexionar sobre lo que nos pasa para tomar conciencia de las creencias limitantes que tenemos y poder liberarnos de ellas. Por eso, si tú estás sintiéndote absorbida por tu relación, es importante que sepas que no estás sola y que a veces, retroceder es avanzar.