Es demasiado pronto, desde que he conseguido el Nobel, para que mi sabiduría se haya vuelto general… No soy esa clase de economista.
En EEUU, tanto en la educación como en el trabajo, se pone en gran valor la especialización. Allí, comparado con Europa, el nivel de conocimientos se centran más en ramas y aspectos concretos y, al contrario, en Europa es más de carácter generalista. Incluso en tareas cotidianas fuera del ambiente del trabajo, a los estadounidenses les gusta sentirse especiales. Todo lo anterior puede ser un mito/prejuicio, al igual que puede ser lo que suele afirmarse sobre los nulos conocimientos de los ciudadanos que pueblan EEUU, en materia geográfica.
También puede ser un mito o no, la existencia de especialistas que de la noche a la mañana, tras un premio o reconocimiento importante, empiezan a considerarse gurús máximos en su especialidad pero también en términos generales de su ciencia. Alvin Roth, uno de los dos galardonados con el Premio Nobel de Economía de este año, parece opinar de esta forma. La cita de hoy la regaló a los medios hace unos días tras ser preguntado por la crisis del Euro, y fue una respuesta con un objetivo y destinatario determinado, Paul Krugman.
Resulta que Paul Krugman ya ha lanzado varios mensajes apocalípticos sobre el futuro del euro valiéndose de pocas líneas en su blog. Pero no sólo sobre el euro, sino sobre otros muchos temas que desde que alcanzó mayor popularidad, ha opinado sin problemas a pesar de estar considerado una autoridad en comercio internacional y no sobre la economía europea, por ejemplo.
Retomando al protagonista de hoy, he pensado que explayarme con los méritos de Alvin Roth y los de su compañero copremiado Lloyd S.Shapley no es muy atractivo para la lectura de la entrada y he optado por la versión prensa rosa. Eso sí, una parte de lo conseguido por estos dos señores, vais a tener que saber para completar la cita-entrada de principio a fin aunque huyendo, igualmente, del aburrimiento que pueda causar una lista de triunfos académicos y de investigación.
Sólo añadir que Roth utilizó lo estudios realizados por Shapley para rediseñar con éxito los métodos usados por instituciones para emparejar por ejemplo a médicos con hospitales, estudiantes con escuelas o donantes de órganos con pacientes que necesitan un trasplante. Tras una de las relaciones entre ambos, no queda otra que despedirse. Hasta la próxima.