Queda evidente que los directores españoles están abriendo poco a poco aquello que se dice de los bajos fondos de la política española, de las miserias de nuestro país pero con las últimas propuestas lo que me queda latente es que bucean más en la persona que en los efectos de sus actos corruptos en la sociedad, y para muestra el botón de Animales sin collar.
Si con El reino nos plasmaba el futuro tras la corrupción de quienes estaban inmersa en ella, Animales sin collar, ópera prima de Jota Linares, se enfoca más en tapar el pasado de los que quieren estar en la pirámide política, ya sea a propia sabiendas o por los más próximos pensando que les están protegiendo.
Abel es un joven político que quiere estar en su partido para luchar por las injusticias y los desfavorecidos. Ahora que tiene que estar en boca de todo el mundo, tienen que ser más trasparentes que nunca, pero Nora, su mujer, tiene un secreto que la atormenta y que puede truncar el deseo del matrimonio, de nueva vida y nuevos proyectos. Reaparecen en sus vidas, tres amigos del pasado, Víctor, Virginia y Félix que harán tambalear sus cimientos y que recuerden de donde vienen y por donde pasaron.
La parte buena del guion es desgranar como los intereses pueden estar más escondidos en la mente de una persona hasta saber o no si todo lo que quiere o necesita para avanzar está bajo su control, y que todo ello al final se resuma en una escena, sin saber durante la cinta como cambiará todo.
No podría destacar las actuaciones principales, Natalia de Molina y Daniel Grao, no me llegaron, no me trasmitían alma ninguna, aunque pudiera ser lo que quisiera enseñar el debutante en largometraje Jota Linares, ya el guion lo enfoca de otra manera pero sin llegar a conseguir su objetivo. La linealidad de las actuaciones juega en su contra, así como la vocalización de las mismas, unas forzadas y otras incomprensibles al oído.
Animales sin collar pasa de ser un thriller político a un drama emocional, donde los yugos emocionales del pasado y del presente siguen estando sobrevolando a los protagonistas y le pasan factura, incluso sin saber que estaban sujetos a ellos, pero no solo lo que a priori se destaca en la historia a primera línea, si no lo que se encuentra soterrado y escondido en la sociedad actual de jerarquía que se extrapola de la política a lo personal, de lo meramente profesional a lo humano que al final es lo que destaca por encima de todo,
Cine u obras literarias sobre la sociedad española actual no hay. Se trata de explicar cómo somos, cómo nos afecta nuestro comportamiento, cómo nos definimos, cómo respondemos ética y moralmente a los eternos designios como la corrupción, la traición, la falsa amistad, la explotación, el conformismo, la sumisión, la jerarquía, el entierro de la generación que sobrevivió a la Guerra Civil y a la Dictadura franquista, generación que se ha volcado en mantener con esperanza a miles de desfavorecidas y desfavorecidos durante estos tiempos de crisis económica mundial.
¿Dónde está la clase intelectual actual para hablar de todo esto en el cine, en la literatura, en la Historia?
De eso se trata, Susana, de mostrar los efectos y la reacción de las personas y no pensamiento superficial, vacío.
Un saludo desde esta tierra del oro verde
Buenas tardes José Pino,
No sé muy bien si estás hablando de la película en sí, o del cine en general.