Vinieron del mar con promesas doradas,
con cruces, espadas, y voz de poder,
cambiaron el canto de nuestras montañas
por rezos que solo enseñaban a obedecer.
El fuego arrasó nuestras bibliotecas,
los dioses callaron bajo su temor,
pero en las semillas, en cada cosecha,
quedó nuestra historia, quedó nuestro honor.
firme y silenciada la voz del pasado.
Nos llamaron “salvajes”, “bestias”, “paganos”,
sin ver la grandeza en nuestro saber,
Nos quisieron sin vida, nos quisieron sometides.
y aún así supimos volver amanecer .
