Este fin de semana los cines Kinépolis de Plaza Mar 2 ponían en marcha el ciclo de películas españolas que no han sido estrenadas en la provincia a 5 euros, y no era mal plan para un domingo por la tarde. Además, con sorpresa, la sala en la sesión de las ocho presentaba una entrada digna, con palomitas y chuches.
10.000 km, escrita y dirigida por Carlos Marqués-Marcet (colabora Clara Roquet en el guion) y protagonizada por Natalia Tena y David Verdaguer, es una película de sentimientos a bocajarro que narra la historia de una relación en apuros como consecuencia de la distancia. A los planes de futuro se le interponen 10.000 km, un mar y un continente. Entre Barcelona y Los Ángeles esta historia de interiores y de escenas sin cortes cuenta emociones, sensaciones, transiciones a lo largo de unos meses que ponen en solfa aquello que parecía inamovible: el amor.
Natalia Tena (Alex), la prota, decide marchar a Los Ángeles por una oportunidad de trabajo, un proyecto artístico fotográfico sobre antenas camufladas que trunca los planes de tener un hijo (excepcional la escena de sexo con la que se abre la película) y David Verdaguer (Sergi), su novio, continúa con sus clases y sus oposiciones en Barcelona. La relación se desarrolla entonces vía Skype y la trama capta muy bien el deterioro de una historia que no soporta la distancia, imposible de vencer por mucho ordenador que valga.
Entre la soledad inicial de Alex y su evolución inevitable hacia la sociedad que le rodea y la espera inútil de Sergi, que no vive ya en Barcelona sino en las ondas que le conectan con Los Ángeles aparecen con maestría recursos informáticos que forman parte ya del mundo nuestro. Facebook y chicos nuevos etiquetados en fotos, correos electrónicos de rabia mil veces reescritos o los mismos fallos de Skype proyectan una historia envolvente, actual, que muestra muy bien esa parte que todos escondemos al enfrentarnos a una relación. La esperanza y la desconfianza, la ceguedad y el enfado, las lágrimas y el sexo, el perdón y la íntima certeza de que ya nada puede ser como antes con semejantes compañeros de viaje.
La peli, de moderneo en su producción, en su estética y en la caracterización de sus personajes es recomendable sobre todo por su investigación sobre los sentimientos de pareja: casi una autopsia de la relación. Cuándo empezar o cuándo terminar, dónde están los límites, en qué momento las risas se convirtieron en reproches. ¿Es la distancia un problema o la distancia agrava los problemas?
Merece la pena solo porque nos hace reflexionar, aunque tampoco hay que perder demasiado tiempo con esto, sobre lo que queremos y lo que no cuando decimos que amamos. En el amor cuentan más los faroles que las cartas, decía el poeta. ¿Hay valientes en la sala? No siempre uno es valiente cuando se acercan los pasos importantes, cuando la vida empieza a no tener marcha atrás, cuando llegamos a esa edad en la que vivimos ya en una peli de autor. ¿Verdad?
[…] EnClavedeVerso [10/11/2014] Amanece Metrópolis […]
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