Imaginen la situación: llega a la playa un niño con su padre. El niño se acerca a una señora que toma sol y se la queda mirando atentamente, sin decir ni media palabra. El padre se levanta, toma de la mano a su hijo, le pide disculpas a la señora y se retira a su sitio. Diez minutos después el pequeño vuelve a pararse a mirar a la mujer insistentemente y si decir nada. El padre vuelve a por él y así varias veces, hasta que la señora muy molesta le dice: parece que falta educación. A lo que el padre responde: totalmente de acuerdo con usted, señora. Falta educación, sin dudas. Mi hijo Antonio es autista.
El padre de Antonio es un músico uruguayo llamado Fabián Marquisio que se dio cuenta que lo que la señora decía era una realidad por ambas partes. Lo comentó con otros músicos amigos y así nació el proyecto VIllazul, que se basaría en la experiencia de Fabián a quien los terapeutas aconsejaron en su momento el uso de la música como herramienta de aprendizaje y que ya había compuesto “A guardar, a guardar” una canción que despertaba el entusiasmo en Antonio y lo ayudaba a cambiar de actitud ante las tareas y el aprendizaje.
Villazul estaba orientado en un principio a ayudar a padres con niños que tengan autismo, TEA, Asperger o alguna dificultad de aprendizaje y la idea era que se transformara en un elemento de apoyo terapéutico. Al proyecto fueron uniéndose Estela Magnone, Malena Muyala, Jorge Drexler, Samantha Navarro, Jorge Schellemberg, Ana Prada, Rossana Taddei y el Pitufo Lombardo.
Hoy Villazul tiene objetivos secundarios mucho más amplios y son los de educar realmente, pero no solo a los niños afectados, sino al resto de las personas que muchas veces desconocen el verdadero alcance de la afecciones y a veces ni siquiera saben que existen niños con dificultades graves de aprendizaje. Villazul quiere ser un vínculo entre la sociedad y la realidad de esas enfermedades y una fuente de ayuda, información y concienciación.
Usted qué cree: ¿Esto TAMBIÉN es cultura?