Justin Bieber es un chico canadiense que canta canciones románticas y tiene un grupo de fans que se autodenominan “beliebers” , palabreja que nació de mezclar el término “believe”, creer en inglés, con su apellido.
Las “beliebers” son mayormente adolescentes y preadolescentes que suelen fantasear con el personaje y a quien le declaran su amor en las redes sociales, en los conciertos, en las presentaciones y donde cuadre. Los pasos del niño son seguidos muy de cerca en las redes sociales, por más de 30 millones de personas.
Este personaje ya se ha pasado unos cuantos pueblos en varias ocasiones haciendo de las suyas y cada tanto amenaza con retirarse, pero lo cierto es que aun sigue en vigencia y ya ha ganado un montón de pasta y unos cuantos premios de los positivos y también de los “otros” (lo han declarado “peor artista”, “peor vestido” y “peor álbum” por su creación Mi Mundo 2.0)
Al mismo tiempo, tanto sus actitudes como su innegable mediatez han logrado que además de un creciente número de seguidores, se forme también una enorme avalancha de detractores que se llaman a sí mismos antibiebers o haters (aborrecedores).
Vamos, que decididamente el chiquillo genera sentimientos encontrados, a tal punto que lo que motiva este artículo es algo que según parece comenzó como una broma, pero la “chanza” se desmadró como todo lo que no tiene ni lógica ni pies ni cabeza y el efecto fue un verdadero horror a nivel mundial.
Las noticias de que Justin estaba drogándose y que consumía alcohol sin control se difundieron con rapidez, luego de que el joven protagonizara varios incidentes en los que demostró una enorme irascibilidad y un descontrol total sobre sus acciones.
En varias oportunidades ha tenido problemas con la autoridad, con sus vecinos y hasta con algún fan y sus irresponsabilidades incluso le han llevado a ser arrestado por conducir ebrio, bajo el efecto de estupefacientes, con la licencia caducada y para colmo por resistirse a ser detenido.
Ante los actos de esta “joyita” que se supone es el ejemplo de vida para sus fans, estos decidieron hacer algo para que el chico espabilara de una vez y claro, no se les ocurrió nada mejor que cortarse brazos y piernas. Generaron un Hashtag en Twitter llamado cutforBieber (cortarse por Bieber) incitando al resto a lacerarse.
Si, así como lo leen. Chicas de entre 10 y 17 años de todo el mundo a principios del año 2013 se hicieron sendos tajos y hasta se escribieron en sus propios cuerpos “JB te queremos”. Luego subieron las fotos y hasta los videos de la carnicería a Internet.
Es destacable que también hubo quienes dijeron que eso era una locura y subieron fotos cortando papeles, pizza o su pelo para contrarrestar el efecto y que Justin terminó por pedir perdón y prometer que no lo haría más. Pero al año siguiente ya estaba en ajo marihuanero otra vez.
Asusta pensar a qué se podrán llegar a atrever esas adolescentes dentro de unos años, porque si se auto agreden para que un ídolo se redima, yo me pregunto: ¿en qué manos se encuentra, nos guste o no, el futuro de este cada vez más desorientado mundo?
Usted qué opina, ¿esto TAMBIÉN es cultura?