¿Para qué escribes, Bataille?
La angustia no concibe el infinito y entonces llega el alivio: furioso asentimiento a la vida, al mundo. Conocimiento del fracaso de la muerte para saber de la falta de conocimiento de su repentina llegada. Entonces lo inoportuno trae la solución definitiva, la que no se preocupa por la pérdida conocida.