¡Pum, pum! Es la guerra. Hay unos tíos con uniforme y un montón de medallas -que bien podían ser de mentira- por la tele, así que debe ser la guerra. ¿Te gusta el olor a napalm por la mañana, cari? Me dice mi maridito mientras, aquí en el barrio, no pasa ni un tanque. Él moja las Tosta Rica marca blanca en el café y yo como alpiste porque mi intestino se mueve menos que la cara del tío de uniforme. No huele a napalm, no, huele como un Ailanthus altissima. Pura hombría.
Para encontrar el nombre del árbol por internet, hago la búsqueda básica del algoritmo en Google: “árbol- olor- semen”. Algunos de mis resultados favoritos:
“La primavera y otras cosas que huelen a semen”.
“Plantas que huelen a lefa”
“¿El fuet huele a semen, o el semen huele a fuet?”
Pues si esto es la guerra, la he cagado bien. Y eso que empecé de maravilla. Tenía un plan estratégico sin fisuras ni fallos.
-Ya sabes lo que dicen los chinos, “crisis también significa oportunidad”.
-Calla calla, no me hables de chinos.
Empecemos por el plan mismo. Tener un plan ya es en sí una estrategia. ¡Los desorganizados se quedarán atrás! ¡Ay de la que no cuadre su agenda! Coloco un folio en la puerta del frigorífico. Él me guiará y me dirá lo que tengo que hacer: el folio manda. El folio dice que las próximas semanas serán cruciales. Que tengo la crisis, bueno, la oportunidad, de hacer grandes cosas. Ahora sí. El momento de parar el mundo y darle la vuelta a todas esas pequeñas cosas que odias de ti misma y de las que has evitado que todo el mundo se percatara tan bien estos años. Pero ¿cuánto iban a tardar en darse cuenta? Has tenido hasta suerte. Quita -dice el folio- que ya te digo yo cómo se hace eso de llevar una vida adelante.
Come bien. Haz ejercicio. Mantente informada. Desconecta de todo. No te aísles. Evita la sobreinformación. Come un poco menos. Un par de sentadillas cuando te levantes a cargar el móvil. No te pases con las pantallas. Llama a tus amigas. Come un poquito más, anda. Duerme, descansa. Escucha a tu cuerpo. Pero no le hagas caso a tu cabeza. Bloquea esos pensamientos. Tómate un vino, copón. Aprovecha para limpiar tu organismo. No descuides tu aspecto. Hazte una paja.
El folio pide muchas cosas, pero dicen los tíos de uniforme que lo importante es tener un plan, que ellos tienen un plan, ¿tú tienes un plan? Por si acaso, mi madre entra por videollamada. Tras 17 años viviendo separadas, ahora hablamos por videollamada. Dice ser mi madre pero yo solo veo en la pantalla una papada que me habla. La papada dice cosas muy parecidas a lo que me diría mi madre. Dice al final: Y no vayas todo el día en pijama que tu marido se aburre de ti.
Hace tiempo que no salen los tíos de uniforme por la tele. Me asomo por la ventana para ver si es que la guerra se ha acabado, pero la guerra en el barrio es extraña, porque se parece la vida de antes pero con más aire. Los tres primos de siempre se fuman su porro debajo de mi ventana. Creo que en Alberto Sevilla nadie les ha dicho que es la guerra.
Miro el folio y cuento con los dedos. ¿Cuándo tenía que empezar con el plan estratégico, folio? Los dedos dicen que han pasado 50 días. Hay una tipa en la tele que fumó porros 21 días e hizo un reportaje. Los primos de debajo de mi ventana seguro que llevan más de 21 días. Los dedos dicen, han pasado 50 días, ¿qué has hecho con tu crisis, digo, tu oportunidad?
He sido una mala amiga: iba a llamaros a todas, a todas, porque quiero que sepáis que me importáis, que pienso en vosotras, pero creo que no me caigo muy bien por el chat.
He sido mala hija, mala hermana, mala tía: pensaba que os iba a echar más de menos, papás, sobrinos, hermana, pero lo cierto es que tantos años fuera me han hecho un escudico emocional muy extraño. Cuanto menos os llamo más fácil es no sentir nada y eso es siniestramente útil.
He sido mala ciudadana: he comprado en el puto Mercadona, he comprado dos paquetes de levadura que nunca necesité, he mezclado los deshechos del reciclaje porque me lié el primer día que bajé la basura con mascarilla, se me cayó todo por las escaleras y dije atomarporculosinosvamosamoririgual y ale, todo mezclado.
Además, he cerrado los ojicos fuerte: han aumentado un 50% las llamadas de emergencia por violencia machista , casi todas las sanitarias explotadas e infectadas durante la crisis son mujeres, la mayoría de trabajadoras del sector primario explotadas (y seguramente infectadas) son mujeres, las cuidadoras que se quedan en casa ahora más que nunca son mujeres, siempre explotadas y ahora, puede que infectadas.
Le digo al folio, folio, no has servido para mucho, pero sigo aquí. Eh, dice el folio, no te olvides que también has hecho otra cosa muy mal en esta guerra: te has reído mucho con las bromas machistas del brillante monólogo del sargento Hartman en aquella película. Folio, esas risas me han hecho que no perdiera la cabeza del todo, aún estando aquí hablando contigo. Folio, esto nunca ha sido una guerra, pero me parece que ahora sí que va arder todo.
“A Dios se le pone dura con los marines y nosotros, para complacerle, le llenaremos el cielo de almas”. (La Chaqueta Metálica, 1978)