Incluso el pronóstico más inteligente, más profundo, se convierte en un papel delgado cuando el tiempo pasa. Las visiones del futuro están destinadas a desaparecer con el amanecer de mañana
(Smithsonian Magazine. Abril, 2012)
El futurismo comenzó en el siglo XX con una serie de ensayos de H.G. Wells, a los que él llamó “anticipaciones”. Wells propuso que los pensadores «serios» debían escribir a partir de hechos y de forma objetiva sobre el gran “progreso mecánico y científico”, transformando con ello las actividades humanas. Pero si el objetivo del futurismo es arrojar luz sobre las fuerzas oscuras del cambio histórico, entonces debemos recordar que la historia no una ciencia pura. El mañana es para un futurista lo que el relámpago es para un meteorólogo.
Sin embargo, aunque puede ser imposible conocer el futuro, eso no ha impedido que la gente lo prevea, y en ocasiones, que lo materialice en formas determinadas con usos reales y prácticos.
La primera forma o tipo de predicción es la estadística: se trata de una «investigación demográfica» (con datos objetivos), no clarividente, que predice, por ejemplo, que un nuevo Starbucks aparecerá en un local urbano sumamente transitado por viandantes.
La segunda forma es «reporteril«, basado en la probabilidad: el futuro es a menudo un misterio oscuro para la gente porque no ha invertido el esfuerzo en descubrir lo que es probable que suceda. Las preguntas básicas de quién, qué, cuándo, dónde, cómo y por qué, pueden ser de gran utilidad.
El tercer método, la analogía histórica, es radicalmente erróneo pero también peligrosamente seductor, porque la gente está profundamente ligada a la aparente estabilidad del pasado. En la práctica, sin embargo, nuestras ideas de lo que ya sucedió no son más sólidas que nuestras predicciones del futuro. Si el futurismo es visionario, la historia es revisionista.
El cuarto método consiste en una serie de extraños rituales conocidos como “Previsión de Escenario”, que ayuda a los individuos desconcertados que no pueden reconocer ante sí mismos lo que ya saben. El trabajo consiste en promover el cambio de mentalidad a través de diversas formas de actuación.
El quinto y último método es el más eficaz de todos. Si los individuos nunca han encontrado la modernidad, entonces podemos hablarles de cosas reales y genuinas que están ocurriendo ahora: para ellos, eso es el futuro.
Dicho de otra manera: el futuro ya está sobre nosotros, pero está sucediendo en «nichos». Los habitantes de esos nichos pueden ser pioneros con planes concretos de aplicación tecnológica para eliminar el hambre o preservar el medio ambiente. Generalmente son gente extraña con ideas y prácticas raras, y son objeto de burla. De acuerdo con este criterio, el mayor futurista del siglo XIX no fue H.G. Wells sino el dibujante francés Albert Robida.
Lienzos futuristas de Albert Robida:
Robida fue un satírico, cuya intención era provocar una risa incómoda, triste. Ilustró numerosos panfletos y novelas (algunas suyas) sobre el siglo XX: los usos futuros de la electricidad, las máquinas voladoras, la emancipación de la mujer y otras perspectivas a largo plazo. Estos temas propios de Robida, predijeron nuestro pasado más que el futuro de él y por ello, para nosotros, poseen una belleza extraordinaria. A través de la aceptación de las cualidades embarazosas del futuro, los dibujos de Robida se volvieron brutalmente precisos. Sus publicaciones fueron como un espejo para el siglo XX, aunque sus ciudadanos apenas se percataron de estas predicciones exitosas.
«Un pronóstico es sólo un fantasma, es desapasionado y no vivido, sin el apoyo de latidos alegres del corazón y del sufrimiento. Incluso el pronóstico más inteligente, más profundo, se convierte en papel delgado cuando el tiempo pasa. Las visiones del futuro están destinadas a desaparecer con el amanecer del mañana.» (Smithsonian Magazine. Abril, 2012)
Introducción del color:
Carteles y panfletos:
Ilustraciones en novelas:
Y no podemos hablar de futurismo, sin hablar de Julio Verne, precursor de la ciencia ficción . Estudió la ciencia y la tecnología de su época, lo que, unido a su gran imaginación y a su capacidad de anticipación lógica, le permitió adelantarse a su tiempo.
Aunque muchos consideran a Julio Verne como el padre de la ciencia ficción, realmente Verne nunca quiso escribir en este género, más bien, era un escritor de literatura científica, que deseaba acercar los conocimientos recién descubiertos a la juventud; sin embargo, ese conocimiento lo llevó a anticipar muchos de los inventos que asombrarían al mundo posteriormente.
«The Fabulous World of Jules Verne»
Carteles:
La película:
http://www.youtube.com/watch?v=jMOR4bs5wrk
Que buena, chapo por Albert Robida, y chapo por ti.
Me encantan los lienzos, parece que los ambientadores del juego »Final Fantasy IX» sacaron sus bocetos de él.
Se acerca tanto a la realidad que da un poco miedo ver como le dio en el clavo, es una pena que la moda de hoy en dia no siga sus pautas 😛
La peli me la veo en cuando tenga un rato libre, gracias por compartirla.
Muchísimas gracias Jorge!!! Este hombre era genial… bueno, él y toda su generación. Es alucinante cómo existen generaciones taaan grandes desde el punto de vista artístico pero solo se conoce popularmente una pequeña parte de la obra hecha durante esta época, como ocurre aquí… Y es una pena. El famoso en este género es Julio Verne pero hay muchos más en la sombra..
Pues eso, este miércoles más Jorge 😀 jeje.
Un besito!!!!
Muy bueno, el material final, yo ya lo conocía, el principio no lo conocía,gracias