En su paso por la Residencia de Estudiantes (1919-1929), Federico García Lorca no solo estuvo en contacto con un gran número de personas relevantes en el campo de las artes y las letras sino también con eminentes científicos. Es ya conocido el interés de Lorca por la Teoría de la Relatividad de Einstein[1]Alonso, P. (1 diciembre, 2015). Meditación primera y última. Federico García Lorca. Recuperado de http://www.madrimasd.org/blogs/CienciayPoesia/2015/12/01/87272. Ambos se conocieron en la visita que este último hizo a la Residencia de Estudiantes en 1923. El influjo que esta nueva teoría científica ejerció sobre él quedó plasmado en su poema Meditación primera y última (Suites[2]Este libro también incluye un poema dedicado a Isaac Newton., 1920-1923) y en su obra de teatro Así que pasen cinco años. La leyenda del tiempo (que acabó de escribir en 1931).
En cuanto a la química, sin duda el mayor número de referencias a elementos y compuestos químicos que Lorca introdujo en sus poemas lo encontramos en su ya universal obra Poeta en Nueva York (escrito entre 1929-30 durante su estancia en la ciudad y publicado en 1940). Estamos ante un libro complejísimo, repleto de simbolismo y de metáforas. Para un análisis exhaustivo del mismo recomendamos encarecidamente la lectura de Lorca: Interpretación de Poeta en Nueva York de Miguel García-Posada (Akal, 1981). En este artículo nos limitaremos a estudiar cómo se inserta el lenguaje propio de la química —ese que, con rigor, pone nombre y describe las propiedades de las sustancias— en el vasto sistema simbólico que constituye el paisaje-mundo de Poeta en Nueva York. Una vez allí, estos términos, bien como símbolos puros o bien como metáforas simbólicas, adquirirán también un significado poético.
Empezaremos nuestro análisis diciendo que las referencias a los metales nobles por excelencia (plata y oro) era algo habitual en Lorca, habiendo en su obra una clara asociación entre lo metálico y la muerte[3]Xirau, R. (1 de junio, 1953). La relación metal-muerte en los poemas de García Lorca. Recuperado de https://nrfh.colmex.mx/index.php/nrfh/article/view/261. En este sentido, es frecuente en Poeta en Nueva York la utilización de objetos metálicos como símbolos de muerte y sufrimiento (clavos, balas, agujas, espadas, puñales, navajas, alfileres, filos, quitasoles, lancetas, etc.)[4]García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal.. A estos objetos metálicos habrá además que sumar la incorporación de elementos de naturaleza industrial, propios del paisaje neoyorquino (óxidos, aluminio, amianto, etc.).
Hemos seleccionado un total de veinticuatro referencias a elementos y compuestos químicos que, a su vez, hemos dividido en los siguientes grupos: metales, óxidos metálicos, no metales, semimetales, silicatos y ácidos. Para facilitar su búsqueda y cuantificar su uso, hemos recopilado estas referencias en la siguiente tabla.
Elemento/compuesto químico | Tipo de sustancia | Nº de veces que aparece | Poemas en los que aparece |
plata | metal | 6 | El rey de Harlem (1), Danza de a muerte (1), Nueva York (1), Grito hacia Roma (2), Oda a Walt Whitman (1). |
oro | metal | 4 | Fábula y rueda de los tres amigos (1), El rey de Harlem (1), Danza de a muerte (1), Oda a Walt Whitman (1). |
níquel | metal | 3 | Paisaje de la multitud que vomita (1), Cielo vivo (1), Cementerio judío (1) |
plomo | metal | 2 | El niño Stanton (1), Cementerio judío (1) |
mercurio | metal | 1 | Danza de la muerte (1) |
aluminio | metal | 1 | Poema doble del lago Eden (1) |
óxido de hierro | óxido metálico | 1 | Danza de la muerte (1) |
arsénico | semimetal | 1 | Grito hacia Roma (1) |
fósforo | no metal | 1 | Danza de la muerte (1) |
azufre | no metal | 1 | El niño Stanton (1) |
yodo | no metal | 1 | Luna y panorama de los insectos (1) |
oxígeno | no metal | 1 | Luna y panorama de los insectos (1) |
ácido bórico | ácido | 1 | El niño Stanton (1) |
amianto | silicato | 2 | El rey de Harlem (1), Nocturno del hueco (1) |
TOTAL | 26 |
Comenzaremos por los elementos metálicos, que incluyen: tres metales nobles pertenecientes a los grupos 11 y 12 de la Tabla Periódica de los Elementos (plata, oro y mercurio), un metal de transición del grupo 10 (níquel) y dos metales del bloque p pertenecientes a los grupos 13 y 14 (aluminio y plomo). La plata (de símbolo Ag) es el elemento que más veces figura en el libro y, junto a otros significados, aparecerá asociada al símbolo de la moneda. Así, en Nueva York (Oficina y denuncia), poema que inaugura la séptima sección, Vuelta a la ciudad, —en la que Lorca nos habla de la injusticia que emana del corazón financiero sito en las entrañas de la ciudad— podemos leer:
[…]
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de Nueva York
[…]
Usando una prosopopeya, Lorca dice que el «río viene cantando por los dormitorios de los arrabales». Y ese «río» es «plata, cemento o brisa». Aquí, la plata puede hacer referencia al color (imaginamos el brillo al alba de los edificios metálicos, reflejados en el río Hudson) pero además, siendo la plata el metal monetario por excelencia, la referencia a Wall Street parece clara. Encontramos otro uso similar en la octava sección, Dos odas, constituida por dos poemas dedicados al amor. En el primero, Grito hacia Roma, Lorca denuncia la hipocresía de la Iglesia que olvida a los más necesitados y que, por aquel entonces, se dedicaba a sellar acuerdos con Benito Mussolini[5]Clementa, M., (2006). Poeta en Nueva York, Madrid, España: Cátedra. Aquí el poeta vuelve a recurrir al metal de engañoso brillo, comenzando con los siguientes versos:
[…]
Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso un almendra de fuego
[…]
El espadín es un arma pero también un tipo de pez —las metáforas y las imágenes procedentes del reino animal son numerosísimas en el libro— de escamas plateadas (Sprattus sprattus). En cualquier caso, mediante la asociación de la plata con el dinero el poeta señala cómo el obispo de Roma se muestra indulgente con los ricos («manzanas levemente heridas») e implacable (su anillo del Pescador es una «almendra de fuego») con los más débiles («nubes»)[6]García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal. A lo largo de este poema, Lorca señala bien alto a ese «hombre de blanco» impasible ante la miseria y nos habla de «el viejo de las manos traslúcidas», que predica el amor y la paz «hasta que se le pongan de plata los labios». El efecto deshumanizador de la avaricia hará que su cuerpo mute en un frío metal que brilla sin remordimientos.
El otro metal noble por excelencia, el oro (de símbolo Au), aparecerá asociado a los blancos y/o a los ricos.[7]García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal Así, en El rey de Harlem (sección 2, Los negros) Lorca afirma que «Los negros lloraban confundidos / entre paraguas y soles de oro». Y en Danza de la muerte (sección 3, Calles y sueños) denuncia que:
[…]
El mascarón bailará entre columnas de sangre y de números,
entre huracanes de oro y gemidos de obreros parados
que aullarán, noche oscura, por tu tiempo sin luces.
[…]
El «mascarón» del que habla aquí y también al principio y al final de este poema, representa la migración, en barcos de esclavos, del pueblo negro desde África a los EE UU. El oro se presenta como una fuerza destructiva de la naturaleza que emana de la propia ciudad hecha de «sangre y números», mientras que a los oprimidos solo les queda aullar en la «noche oscura» de un «tiempo sin luces». Y así, en Oda a Walt Whitman, al final del poema, acaba Lorca con un deseo:
[…]
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga
[…]
Los «blancos del oro» representan a esos hombres blancos de Wall Street, responsables del crecimiento económico de la ciudad pero también de su miseria en las calles. El reino de la espiga hace referencia a la abundancia que siempre ha representado el trigo y, además, no podemos olvidar que las espigas de trigo aparecen en la Alegoría de la Primera y de la Segunda República española, con la que Lorca estuvo comprometido (dicho compromiso y su homosexualidad declarada le costarían la vida a manos del fascismo)[8]Del Villar, A. (11 de junio, 2020). El reino de Maruja Mallo y de Lorca. Recuperado a partir de http://loquesomos.org/el-reino-de-maruja-mallo-y-de-lorca/.
El tercer metal que Lorca usa para referirse al dinero será el níquel (de símbolo Ni). Así, en Cementerio judío —Lorca juega con el lenguaje y del cemento del anterior poema, Nueva York (Oficina y denuncia), pasamos directamente al cementerio[9]Balart Carmona, C., & Césped Benítez, I. (2017). Duende y poesía en »Paisaje con dos tumbas y un perro asirio". Contextos: Estudios De Humanidades Y Ciencias Sociales, (2), 13-36. Recuperado a partir de http://revistas.umce.cl/index.php/contextos/article/view/906— nos habla de las diferentes etapas que implica la muerte —en este caso, la del mismo poder financiero—. Huelga decir en este punto que Lorca fue testigo de los hechos que asolaron Wall Street durante el crac del 29 y vio cómo muchos hombres de negocios saltaban desesperados de esos altos edificios metálicos. En la tercera estrofa de este poema los niños y las niñas de Cristo despiertan, dando inicio a la ceremonia de la muerte; Lorca escribe que «los niños de Cristo bogaban» (bogar no solo significa remar sino también quitar la escoria que acompaña a los metales en su proceso de purificación) y «las niñas de Cristo cantaban y las judías cantaban la muerte». A continuación habla ya de cadáveres sin posibilidad de redención:
[…]
Los médicos ponen en el níquel sus tijeras y guantes de goma
cuando los cadáveres sienten en los pies
la terrible claridad de otra luna enterrada
[…]
Brillante esta imagen en la que los médicos tratan sin éxito de curar, no personas sino monedas (representadas por el níquel). Lorca sentencia así la codicia desmedida del capitalismo, esta no tiene cura y estamos ante la imposible reanimación de un cadáver. Hay que recordar que la moneda de 5 centavos en EE UU se conoce con el nombre de Jeffersson nickel o coloquialmente nickel ya que está formada por una mezcla de cobre y níquel (ambos son metales de transición del cuarto periodo) conocida como cuproníquel.
Más complejo resulta analizar el uso que Lorca hace del plomo (metal de símbolo Pb). Empecemos por la primera de sus apariciones, El niño Stanton, este es el primer poema de la quinta sección, En la cabaña del Farmer, escrita durante sus vacaciones en el campo en verano de 1929. En este poema Lorca habla del miedo a la muerte a través del cáncer y mediante la figura de un niño como imagen de una inocencia ya perdida. En la segunda estrofa nos dice:
[…]
Stanton, vete al bosque con tus arpas judías,
vete para aprender celestiales palabras
que duermen en los troncos, en nubes, en tortugas,
en los perros dormidos, en el plomo, en el viento,
en lirios que no duermen, en aguas que no copian,
para que aprendas, hijo, lo que tu pueblo olvida.
[…]
Lorca describe con poderosas imágenes un bosque en el que «celestiales palabras» «duermen» en un paisaje compuesto por elementos esenciales de la naturaleza (madera, nubes, viento y aguas), «en los perros dormidos» (esos que todavía no suponen una amenaza), «en lirios que no duermen» (aquellos que emanan inocencia) y también «en el plomo». Aquí, el plomo podría ser una alusión a la tierra, completando así algunos de sus elementos constitutivos de la naturaleza (un animal terrestre, otro acuático, una flor, nubes, viento, madera y agua). El plomo se obtiene mayoritariamente a partir de la galena (cuya fórmula química es PbS), siendo Andalucía, en aquel momento, una de las regiones mineras que explotaban su extracción. Además, a principios del siglo XIX los Estados Unidos eran el principal país productor de plomo (hasta llegar al agotamiento de sus minas). El plomo por aquel entonces se usaba, entre otras cosas, para la construcción de tuberías, en los techos de los edificios y en las pinturas. Así, una tierra que todavía tiene plomo estaría a salvo de la locura extractiva necesaria para la construcción de ese mundo metálico y geométrico que Lorca denuncia y que Nueva York representa.
Veamos ahora la segunda y última aparición del plomo que tiene lugar en la segunda estrofa de Cementerio judío (poema comentado anteriormente):
[…]
Los niños de Cristo dormían
y el agua era una paloma
y la madera era una garza
y el plomo era un colibrí
y aun las vivas prisiones de fuego
estaban consoladas por el salto de la langosta
[…]
Nos encontramos aquí ante una serie que opone elementos inanimados (agua-madera-plomo) frente a elementos animados (paloma-garza-colibrí)[10]Fuentes Vázquez, M., (1992). La transformación: un recurso expresivo en »Poeta en Nueva York» de Federico García Lorca. Universitas Tarraconensis. Revista de Filologia, núm. 14, 1992-1993. Recuperado a partir de https://revistes.urv.cat/index.php/utf. La serie se cierra con una antítesis total, al oponer «plomo» y «colibrí». El uso de agua, paloma y madera está en consonancia con el simbolismo cristiano que Lorca maneja durante todo el libro. Una posible interpretación sería pensar en cómo materiales que están en la naturaleza (como ya hemos comentado, el plomo se extrae de la tierra) son ahora indispensables para levantar las nuevas urbes que, según Lorca, han abandonado ya toda escala humana. La esencia de estos materiales (agua, madera, plomo) muta en manos de la avaricia de un presente ajeno a la muerte[11]La madera bien podría representar aquí los ataúdes de este Cementerio judío. y a la traición del hombre a la tierra. Curiosamente, el plomo es un metal altamente tóxico, siendo su toxicidad mayor en su forma volátil (se trata de una sustancia con gran tendencia a evaporarse a temperatura ambiente) que en su forma sólida. La exposición continuada al plomo provoca saturnismo, enfermedad mortal y ampliamente documentada ya desde la época de los romanos. De manera que las partículas de plomo no están sujetas eternamente ni a la tierra ni a sí mismas. Lorca contrapone a este metal pesado (término coloquial que la IUPAC desaconseja por carecer de sentido químico) la ligereza de un colibrí que puede cantar a la vida pero también ser augurio de muerte.[12]García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal
El mercurio (de símbolo Hg) es el tercer metal noble que aparece en el libro y tiene la particularidad de ser el único metal que se encuentra en estado líquido a temperatura ambiente. En la tercera sección del libro, Calles y Sueños, en la que Lorca nos describe una urbe de «arquitectura extrahumana y ritmo furioso»[13]García Lorca, F. (25 de junio, 1929). Poeta en Nueva York, Conferencia. Recuperado a partir de https://circulodepoesia.com/2016/08/federico-garcia-lorca-poeta-en-nueva-york-conferencia/, en el primer poema, Danza de la muerte, encontramos la única aparición del citado metal . Así, en la quinta estrofa nos dice que:
[…]
en la marchita soledad sin onda
el abollado mascarón danzaba.
Medio lado del mundo era de arena,
mercurio y sol dormido el otro medio
[…]
En el primer verso, al hablarnos de una «soledad sin onda» está magnificando el alcance de esta, se trata de una soledad absoluta. Las ondas tienen la propiedad de propagarse por el medio. Las ondas mecánicas necesitan para ello un medio elástico, como el aire o el agua, y las electromagnéticas se pueden propagar también por el vacío. Pues bien, esta soledad de la que Lorca habla no tiene la capacidad de propagarse, no tiene escapatoria. El «mascarón», como ya hemos señalado, representa el éxodo y el dolor original del pueblo negro. Después afirma que «medio lado del mundo era de arena» (aquí la arena puede hacer referencia a las convenciones sociales, que actuarían como una arena capaz de enterrar la vida) y de «mercurio y sol dormido el otro medio». Este último verso puede hacer referencia al frío (así, Lorca completa su visión de un paisaje desolado), un sol dormido que ya no calienta en una ciudad cegada por la avaricia de sus negocios (Mercurio era el dios del comercio en la mitología romana). Además, el mercurio es el metal que se usaba para la fabricación de termómetros y en última instancia es el que podría certificar ese mismo frío.
El último elemento metálico que nos queda por comentar es el aluminio (de símbolo Al). Este metal del bloque p de la Tabla Periódica de los Elementos aparece en la cuarta sección, Poemas del lago Eden Mills. En el primer poema de la misma, Poema doble del lago Eden, Lorca habla de la pérdida de la inocencia en el encuentro entre su «voz antigua» y su «voz liberta» (de ahí lo de poema doble). Y en la tercera estrofa del poema nos dice:
[…]
estoy aquí bebiendo mi sangre,
bebiendo mi amor de niño pasado,
mientras mis ojos se quiebran en el viento
con el aluminio y las voces de los borrachos
[…]
Al decir que está «bebiendo» su «amor de niño pasado»[14]En alguna edición aparece humor en lugar de amor, García-Posada lo atribuye a un error por homofonía., ese amor puede hacer referencia a un estado afectivo ya pasado y, al mismo tiempo, a cada uno de los fluidos que transcurrían por su organismo pretérito (cuando era todavía un niño) y, más concretamente a su sangre «antigua» (como nos señala en el primer verso). A lo largo del poema Lorca hace distintas referencias a su infancia. Entre otras, menciona un «viejo alfiler oxidado», «la superficie concreta del plato» y la «voz de hojalata». En consonancia con estos recuerdos, el aluminio podría hacer referencia a las lecheras de aluminio que se usaban antiguamente en las granjas o para comprar la leche en los mercados. Hay que tener en cuenta que el poema empieza hablando de los densos jugos amargos que contenía su voz antigua. Durante todo el poema habla de su voz como un fluido físico que duele al brotar. Al final, esa voz «lame sus manos» y, en la última estrofa, nos dice que lo estaban «buscando allí donde mugen las vacas que tienen patitas de paje / y allí donde flota mi cuerpo entre dos equilibrios contrarios». Las vacas representan la infancia y su cuerpo flota entre ambas voces, que son, a su vez, su propia sangre. Recordemos que sus primeros diez años Lorca los pasó en un entorno rural, primero en Fuente Vaqueros, donde nació en 1898 y pasó sus primeros ocho años, y luego en Valderrubio, donde pasaría dos años más hasta mudarse con su familia a Granada en 1908.
En nomenclatura química se denominan óxidos aquellos compuestos binarios en los que uno de sus dos elementos constituyentes es el oxígeno. En el libro hay una referencia al óxido (sin especificar qué elemento se ha oxidado) en Nueva York (Oficina y denuncia); y otra al óxido de hierro en Danza de la muerte. En este último poema nos dice que:
[…]
era el momento de las cosas secas:
de la espiga en el ojo y el gato laminado;
del óxido de hierro de los grandes puentes
y el definitivo del corcho
[…]
El óxido de hierro (III) o herrumbre (de fórmula Fe2O3) se forma como consecuencia de la oxidación del hierro por la acción del oxígeno atmosférico y de la humedad ambiental[15]Recuperado a partir de: https://www.quimitube.com/proceso-oxidacion-hierro/. Los puentes (son cinco las referencias a los puentes en el libro) son una más de esas gigantescas estructuras metálicas (para Lorca, alejadas de toda dimensión humana) tan funcionales como frías que forman parte del paisaje de Nueva York. Al hablar del óxido, Lorca enfatiza el desgaste de este mundo nuevo que pretende conquistar el cielo a costa de vaciarlo.
En Grito hacia Roma (ya comentado anteriormente) Lorca introduce un semimetal, el arsénico (de símbolo As), añadiéndolo así a su particular paleta de elementos químicos:
[…]
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud
[…]
Nos habla aquí de «peces de arsénico», siendo clara la alusión a la toxicidad de este metaloide del grupo 15. Así, se puede interpretar que es veneno lo que, con mentiras, inocula la cúpula eclesiástica vaticana a sus fieles. El arsénico se conoce desde la antigüedad y sus principales usos eran como pigmento, en medicinas y venenos[16]Calvo Rebollar, M., (2019). Construyendo la tabla periódica, Zaragoza, España: Prames.. Curiosamente, este elemento se combina con otros dos elementos que ya han aparecido: se alea con el cobre: el bronce arsénico, que se usaba en la elaboración de variados utensilios en la antigüedad; y forma un compuesto con el plomo: el arseniato de plomo, que se usa como agente preservante de la madera y como insecticida.
En cuanto a los elementos no metálicos, son tres los que aparecen en el libro: fósforo, azufre y oxígeno. En Danza de la muerte (ya comentado anteriormente) Lorca nos dice:
[…]
se fueron los árboles de la pimienta
los pequeños botones de fósforo.
Se fueron los camellos de carne desgarrada
y los valles de luz que el cisne levantaba con el pico.
[…]
En este caso, el fósforo hace referencia a la llama (luz, en definitiva) que dejan atrás aquellos que vienen de África junto con el «mascarón». En este caso, no estaría haciendo referencia al elemento químico (de símbolo P) en sí, sino al utensilio denominado comúnmente fósforo, el cual no está constituido únicamente por el citado elemento. La cabeza de la cerilla se compone de azufre y clorato potásico, mientras que la superficie sobre la que se frota es de vidrio en polvo, cola, fósforo rojo y sulfuro de antimonio. Cabe señalar que la noche es el tiempo preferido por Lorca y que, para este, la ciudad de Nueva York niega toda luz natural, incluida la que debería acompañar a sus noches, las cuales quedarán iluminadas con un brillo metálico artificial que, en otra impostura más, trata de reemplazar a la propia Luna.
En la última estrofa de El niño Stanton , ya comentado anteriormente, aparece el azufre (de símbolo S):
[…]
Tus diez años serán las hojas
que vuelan en los trajes de los muertos
diez rosas de azufre débil
en el hombro de mi madrugada
Y yo, Stanton, yo solo, en olvido,
con tus caras marchitas sobre mi boca,
iré penetrando a voces las verdes estatuas de la Malaria
[…]
Las rosas amarillo azufre son un tipo de rosa (Rosa hemisphaerica), esta denominación se explica si atendemos al hecho de que el azufre en su estado elemental (siendo el S8 su alótropo[17]Los alótropos son las distintas estructuras que pueden presentar moléculas formadas por un mismo átomo. más estable) se encuentra en forma de sólido amarillo. En este caso, Lorca nos habla de un «azufre débil» (la vitalidad que imprime el color amarillo queda así apagada) que nos sitúa en la antesala de la muerte del niño (de nuevo, la infancia perdida) que llegará en la madrugada. Además, en su conferencia recital sobre Poeta en Nueva York[18]García Lorca, F. (25 de junio, 1929). Poeta en Nueva York, Conferencia. Recuperado a partir de https://circulodepoesia.com/2016/08/federico-garcia-lorca-poeta-en-nueva-york-conferencia/ Lorca expuso en relación a este poema lo siguiente: «La niña se aleja por el pozo rodeada de ángeles verdes, y en el pecho del niño comienza a brotar, como el salitre en la pared húmeda, la cruel estrella de los policías norteamericanos». Pues bien, esta cruel estrella es de color amarillo, igual que las rosas de azufre. Al final queda Lorca «solo, en olvido» y con las caras del niño Stanton «marchitas», como se marchitan las flores. El poema finaliza con un último grito que pretende penetrar en «la verdes estatuas de la Malaria», en clara referencia a la muerte. En este último verso, el color verde también podría hacer referencia al color con el que quedan las estructuras de cobre o de bronce (aleación de cobre y estaño) fruto de la oxidación del citado metal y su posterior reacción con la lluvia ácida, cuando estas quedan expuestas a la intemperie. En Nueva York, el ejemplo más característico de este proceso es, sin duda, la Estatua de la Libertad.
Continuamos con este mismo poema, El niño Stanton, para analizar la referencia al único ácido que de manera explícita menciona Lorca, el ácido bórico. Así, en la segunda estrofa nos dice:
[…]
mientras que el agrio cáncer mudo que quiere acostarse contigo
pulverizaba rojos paisajes por las sábanas de amargura
y ponía sobre los ataúdes
helados arbolitos de ácido bórico.
Stanton, vete al bosque con tus arpas judías,
[…]
El ácido bórico (cuya fórmula química es H3BO3) es un ácido inorgánico que, a temperatura ambiente y en su forma cristalina, se encuentra en forma de sólido blanco de textura polvorea. Entre sus múltiples utilidades se encuentra su uso como antiséptico. Además, el natrón, mineral que se usaba en el Antiguo Egipto en el proceso de momificación contiene, entre otras sales, boratos y estos se forman a partir del citado ácido bórico[19]Recuperado a partir de: http://www.chem.ucla.edu/dept/Faculty/hawthorne/lecture/lecture0.htm. Así, los «helados arbolitos» que el cáncer «ponía sobre los ataúdes» constituyen un paisaje helado, un presagio de muerte. Y así Lorca pide a Stanton que abandone su casa y se vaya al bosque —la naturaleza, de nuevo, aparece asociada a la belleza más pura y elemental—con sus «arpas judías». Un bosque que describe a continuación y que ha sido comentado anteriormente al hablar del plomo.
En el sistema simbólico que Lorca despliega en el libro y en el que, como hemos visto, introduce objetos y materiales industriales (especialmente metálicos) también hay lugar para el amianto, también conocido como asbesto. Este término incluye a un grupo de seis minerales que, debido a su resistencia y flexibilidad, a finales del siglo XIX se empezaron a extraer de forma masiva para usarlos, entre otras cosas, en distintos materiales de construcción[20]Actualmente, por sus efectos cancerígenos en la población, su uso está restringido en numerosos países.. El más empleado es el amianto blanco o crisolito (de fórmula Mg3Si2O5(OH)4). Se trata de un hidroxi-silicato de magnesio con sustituciones parciales de átomos de magnesio por átomos de hierro. El color de este mineral es verde, siendo sus fibras de color blanco. Son dos las apariciones del amianto en el libro. Así, en El rey de Harlem, este canta «bajo el amianto de la luna» y en Nocturno del hueco se refiere a un amor pretérito como «piel seca de uva neutra y amianto de madrugada». En ambos casos el amianto representa la luz de la luna[21]García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal , pero se trata de una luz reflejada y con resonancias de muerte.
Como ha podido verse, los elementos y compuestos químicos, lejos de ser usados de manera aleatoria o ser un mero fruto de la escritura automática, son piezas que encajan perfectamente en el paisaje que Lorca crea en torno a la urbe neoyorquina —que no deja de ser la representación del mundo moderno— e implican un conocimiento nada superficial de la materia. Así, a pesar de mostrarse crítico con la perversión de la ciencia: en la Aurora nos dice que «La luz es sepultada por cadenas y ruidos / en impúdico reto de ciencia sin raíces», Lorca, sin duda, fue permeable a la ciencia de su tiempo y supo atraer hacia su poesía aquellos conceptos y términos que podían enriquecer su obra poética. A cambio él los convirtió en imágenes y los transportó a un lugar en el que nunca antes habían estado. Hemos visto aquí, encarnado en la química, un ejemplo de ello.
Referencias
↑1 | Alonso, P. (1 diciembre, 2015). Meditación primera y última. Federico García Lorca. Recuperado de http://www.madrimasd.org/blogs/CienciayPoesia/2015/12/01/87272 |
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↑2 | Este libro también incluye un poema dedicado a Isaac Newton. |
↑3 | Xirau, R. (1 de junio, 1953). La relación metal-muerte en los poemas de García Lorca. Recuperado de https://nrfh.colmex.mx/index.php/nrfh/article/view/261 |
↑4 | García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal. |
↑5 | Clementa, M., (2006). Poeta en Nueva York, Madrid, España: Cátedra |
↑6 | García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal |
↑7 | García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal |
↑8 | Del Villar, A. (11 de junio, 2020). El reino de Maruja Mallo y de Lorca. Recuperado a partir de http://loquesomos.org/el-reino-de-maruja-mallo-y-de-lorca/ |
↑9 | Balart Carmona, C., & Césped Benítez, I. (2017). Duende y poesía en »Paisaje con dos tumbas y un perro asirio". Contextos: Estudios De Humanidades Y Ciencias Sociales, (2), 13-36. Recuperado a partir de http://revistas.umce.cl/index.php/contextos/article/view/906 |
↑10 | Fuentes Vázquez, M., (1992). La transformación: un recurso expresivo en »Poeta en Nueva York» de Federico García Lorca. Universitas Tarraconensis. Revista de Filologia, núm. 14, 1992-1993. Recuperado a partir de https://revistes.urv.cat/index.php/utf |
↑11 | La madera bien podría representar aquí los ataúdes de este Cementerio judío. |
↑12 | García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal |
↑13 | García Lorca, F. (25 de junio, 1929). Poeta en Nueva York, Conferencia. Recuperado a partir de https://circulodepoesia.com/2016/08/federico-garcia-lorca-poeta-en-nueva-york-conferencia/ |
↑14 | En alguna edición aparece humor en lugar de amor, García-Posada lo atribuye a un error por homofonía. |
↑15 | Recuperado a partir de: https://www.quimitube.com/proceso-oxidacion-hierro/ |
↑16 | Calvo Rebollar, M., (2019). Construyendo la tabla periódica, Zaragoza, España: Prames. |
↑17 | Los alótropos son las distintas estructuras que pueden presentar moléculas formadas por un mismo átomo. |
↑18 | García Lorca, F. (25 de junio, 1929). Poeta en Nueva York, Conferencia. Recuperado a partir de https://circulodepoesia.com/2016/08/federico-garcia-lorca-poeta-en-nueva-york-conferencia/ |
↑19 | Recuperado a partir de: http://www.chem.ucla.edu/dept/Faculty/hawthorne/lecture/lecture0.htm |
↑20 | Actualmente, por sus efectos cancerígenos en la población, su uso está restringido en numerosos países. |
↑21 | García-Posada, M.,(1981). Interpretación de Poeta en Nueva York, Madrid, España: Editorial Akal |