“Y por la noche cuando las luces están bajas, estoy tan sola que podría llorar porque no hay nadie que se preocupe por mí”. Estos versos pertenecientes a “Mood Indigo” de Nina Simone tienen más de 60 años y los publicó en su primer álbum «Little girl blue» con 25 años. En ese mismo álbum -que debería ser considerado una pieza de museo- se encuentra la versión de “Love or leave me” de Walter Donaldson de 1928, que a pesar de que otras dos de mis grandes diosas del jazz como Ella Fitzgerald o Billi Holliday la han versionado, la cover de Nina Simone es sin duda mi preferida. Descubrí a esta cantante y pianista estadounidense precisamente con «Love or leave me», y esa voz inimitable y ese dominio magistral del piano me hipnotizó.
Hoy hace 86 años que nació como Eunice Kathleen Waymon, el 21 de febrero de 1933. Dominaba el piano desde los 3 años, y con 12 años entendió lo que era el racismo, ya que en un recital no dejaron que sus padres se sentaran en la primera fila para escucharla, los enviaron al final de la sala por ser negros. Ella no quiso tocar hasta que sus padres pudieran sentarse en el lugar que desearan. Allí, sin ser consciente, comenzó su activismo.
Se formó en música clásica y aspiraba a ser la primera pianista clásica negra de EE.UU., pero por falta de recursos y al ser rechazada en las escuelas de música por ser negra, le fue imposible. Con 21 años, para poder mantener a su familia, empezó a trabajar como pianista en un bar de Atlantic City. Su jefe le dijo que si no empezaba a cantar además de tocar el piano la despediría, y de esa manera tan tirana fue como comenzó a cantar, versionando y componiendo sus propias canciones. Para que su familia -muy tradicional- no viera mal ese trabajo en un antro, se cambió el nombre, y de esa manera nació Nina Simone.
Entre 1882 y 1962 asesinaron a 5000 negros simplemente por el hecho de serlo. Principalmente en la zona del sur eran linchados y ahorcados con acusaciones falsas de robos o violaciones que no habían cometido. Las fotografías de los ahorcamientos eran vendidas como souvenirs, y por si eso no fuera ya lo suficientemente siniestro, descuartizaban los cuerpos y vendían también trozos de los cadáveres o algunos órganos como recuerdo.
Estos hechos provocaron que Abel Meeropol, un escritor y poeta curiosamente blanco, marxista de origen ruso y raza judía, compusiera la canción «Strange Fruit». Quien la popularizó fue BIlli Holliday, pero Nina Simone, una vez más, como todas las canciones que decidió versionar, la hizo tan suya que acabó superando a la original. La letra, aludiendo a esos asesinatos, nos cuenta: “De los árboles del sur cuelga una fruta extraña, sangre en las hojas y sangre en la raíz, cuerpos negros balanceándose en la brisa del sur, extraña fruta que cuelga de los álamos.”
En 1963, el Ku Klux Klan acabó con la vida de 4 niñas en un atentado con bomba. Este crimen hizo que Nina Simone se volcara de lleno en la reivindicación y escribió «Mississippi Goddam», atreviéndose a criticar todo aquello que nadie era capaz de decir en voz alta. La canción fue censurada en muchísimas radios, pero eso le dio más visibilización a este tema.
Se cuenta que una de sus mejores amigas fue la escritora y activista Lorraine Hansberry, que inspiró su canción «To Be Young, Gifted and Black», considerada una de las canciones más importantes del movimiento por los derechos civiles. La interpretó en la Universidad de Massachusetts, donde solo 300 estudiantes eran negros de los 18.000 en total, y se la dedicó únicamente a ellos.
Lo que no se cuenta es que Nina confesó que Lorraine fue el amor de su vida. Hansberry, dramaturga activista, lesbiana y feminista, fue el punto de inflexión en la vida de Simone. Lorraine Hansberry era miembro del grupo Daughters of Bilitis, la primera asociación defensora de los derechos de las lesbianas en Estados Unidos. Ella le hablaba a Nina Simone de Marx, de Lenin y de la Revolución, y acabó politizando las canciones consiguiendo que se convirtieran en himnos reivindicativos. Murió con solo 34 años debido a un cáncer de páncreas y marcó enormemente a Nina Simone, que decidió el sino de su carrera: la reivindación a través de la música.
Nina Simone fue leyenda del movimiento activista, pero se convirtió en demasiado radical, le decía a Martin Luther King que ella no era pacifista. Su carrera profesional “más comercial” se vio afectada por su activismo, pero ella había encontrado su fin, creía que los artistas debían reflejar el momento que estaban viviendo, y así lo hizo, convirtiéndose en una referencia para toda una raza.
Compartía su vida con Andy Stroud, un ex oficial de policía que abandonó su placa para convertirse en su manager. Stroud solo quería beneficiarse de la situación y la explotó constantemente. Esto hizo que empezara a llegar al punto de odiar la música. Además de explotarla, la maltrataba y la violaba. Nina Simone desarrolló un trastorno bipolar que la acompañó durante 20 años de su vida. La hija de ambos, Lisa, presenció muchos de los episodios de violencia de su padre a su madre, pero finalmente fue Lisa quien sufrió el maltrato de su madre, que llegó a pegarle en alguna ocasión. Conducta ocasionada por su enfermedad mental, brotando a causa de la implicación extrema con su activismo y sufriendo el maltrato personal y profesional a través de su marido, pero en ningún caso justificada.
Debido a la decepción de su lucha al ver que las cosas no conseguían cambiar y empezando a odiar la música por culpa del que fue su marido, decidió huir de todo y llegó a vivir en Barbados, Liberia, Suiza, Inglaterra y Francia, donde vivió casi en la indigencia debido a su enfermedad mental. Tuvo una época de su vida sin música y pensaba no volver a retomarla, pero, al ver que necesitaba ingresos, volvió a actuar a pesar de que la medicación le afectaba la voz y la coordinación. En una de sus actuaciones más recordadas, versiona la canción «Stars» de Janis Ian, que describía perfectamente su estado de ánimo hablando de la fugacidad de la fama.
Hacia el final de su vida, todas las mañanas se despertaba escuchando a Marian Anderson -icono de la lucha antirracista, primera contraalto negra del mundo-, que para ella era una inspiración.
Murió con 70 años, mientras dormía, estando enferma de un cáncer de pecho. Luchó todo lo que pudo, y su vida no dejó indiferente a nadie. No permitamos que solo se recuerde por formar parte de la banda sonora de una película o de un anuncio de televisión. Recordemos su compromiso social, su andrógina voz y su dominio de esas teclas que parecían una extensión de sus dedos. Nina Simone fue negra, activista y bisexual en un mundo que no estaba preparado para esa combinación, ya que tampoco lo estaba por separado. Admiremos sus logros y disfrutemos de su legado, no olvidemos a la mujer para la que la libertad significaba no tener miedo.