Hace cosa de dos meses apareció en el barrio una pareja de turistas. Él llevaba un plano en la mano y una cámara de fotos colgando del cuello y ella un vestido estampado y ligero. Nos llamó la atención ya que el nuestro es un barrio obrero y aquí no hay nada que ver, sólo calles bastante feas con bares y zapaterías. Porque otra cosa no, pero nos gusta ir bien calzados. Continuamente se pierden estos turistas y tienen que prescindir del plano porque no lo entienden. Es entonces cuando nos preguntan y nosotros los desorientamos un poco más enviándolos de aquí para allá. Y así todos los vecinos tienen ocasión de acercarse a verlos. A él con su plano y con su cámara y a ella con su vestido estampado y ligero. Con menor o mayor descaro, unos les echan fotos con el móvil y otros los graban en vídeo. Se han convertido, de forma involuntaria y desde que aparecieran de pronto, en la atracción turística del barrio. Y de eso hace, ya digo, cosa de dos meses.