“En México la muerte es cultura viva”
Anónimo
Ya se acerca una edición más de la noche de muertos en Michoacán, una de las tradiciones más emblemáticas del estado en la que convergen visitantes de diversas partes del país y del extranjero. Durante los últimos días de octubre y los dos primeros del mes de noviembre, muchos de los pueblos de origen purépecha comienzan una serie de actividades culturales y festivas para esperar la llegada de los fieles difuntos durante la madrugada del 2 de noviembre, fecha en que, según la religión católica, se conmemora a todas aquellas personas que se adelantaron en el camino.

La tradición de la noche de muertos tiene un significado ceremonial y ritual para diversos pueblos de nuestro país. Esta festividad contiene diversas manifestaciones culturales que se expresan tanto en su gastronomía como en las artesanías y vestuarios que relucen durante esos momentos.
Uno de los emblemas durante esta festividad es la famosa catrina. De acuerdo con la historia de México, el origen de la catrina viene desde finales del siglo XIX con José Guadalupe Posadas quien creó y le dio vida a la “Calavera Garbancera”, nombre que surgió como una sátira o crítica social que en aquellos años se popularizó para referirse a la alta clase social y todas aquellas personas que ignoraban la situación del país. La creación de la Calavera Garbancera por el caricaturista y grabador José Guadalupe Posadas sirvió para mostrar las injusticias y desigualdades que se vivían durante el periodo porfiriano en México.
Sería hasta mediados del siglo XX, que esa famosa Calavera Garbancera tendría de nuevo otra importante representación, ahora no estaría en forma de un grabado como fue su origen, sino que inmortalizaban a una fina y elegante personificación que a través de la corriente muralista le volvían a dar vida. Corría el año de 1947, la Ciudad de México vivía un crecimiento exponencial con modernas construcciones urbanas, entre ellas, el Hotel del Prado, una edificación diseñada por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia quien propondría al pintor Diego Rivera iniciar la creación de un mural que embelleciera el salón Versalles de dicho hotel.

Gracias al muralista Diego Rivera en el año de 1947 nació el mural titulado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, una breve síntesis de la historia de México donde se retratan personas importantes desde la época de los españoles hasta el México posrevolucionario. Un mural icónico que relata la historia del país, a través de los personajes históricos de distintas épocas, en el mural podemos encontrar también a Diego Rivera, quien se retrata como un niño, a espaldas de éste se encuentra Frida Kahlo, así como José Guadalupe Posadas y en medio de ambos, la icónica figura de una calavera elegante que intitularon como la Catrina.
El personaje de la catrina, ha perdurado hasta nuestros días, tomándose como un emblema durante la noche de muertos, aparece en los altares, en las ferias dedicadas a la festividad de las ánimas y también en los talleres artesanales que le dan vida a través de su elaboración del barro, donde luce coloridas ropas y sombreros alusivos de un estatus social alto.
Uno de los lugares recomendados para conocer parte de la historia de la Catrina es la tenencia de Capula. Un pequeño pueblo ubicado al poniente de la ciudad de Morelia, a tan solo 30 minutos de distancia, donde parece que el tiempo no pasa y donde la tradición heredada de generación en generación se sigue conservando. Históricamente Capula es un pueblo de origen purépecha, en él los visitantes vislumbrarán el templo dedicado a Santiago Apóstol, pero lo más importante que hace que este poblado sea visitado es por su monumental Catrina y la Feria de la Catrina que año con año se realiza.

Sería el artesano michoacano Juan Torres Calderón, quien en 1970 daría vida a las primeras catrinas elaboradas de barro, convirtiéndose así en referente artístico, económico e identitario de la comunidad de Capula, Michoacán. Hoy en día, estas emblemáticas figurillas son creadas por diversos artesanos de la región, incrustando la creatividad y la magia de cada uno de ellos para embellecer a la calaca de barro, continuando así con la tradición de generación en generación. Gracias a la influencia que ha tenido la catrina desde su creación por Guadalupe Posadas, siguiendo con Diego Rivera y continuando con Juan Torres, esta icónica personificación de la muerte, se ha convertido en un referente de la cultura popular de México durante las festividades de la tradicional noche de muertos.