Tarteras navideñas, dulzonas y algo empalagosas (o eso pensaba yo) pero qué mejor que hablar de luces cuando las ciudades y las casas se llenan de iluminación colorida, de Papás Noeles suicidas y de cancioncitas que invitan al abrazo (creo que no me gustan mucho estas fiestas).
La luz, algo imprescindible en las artes visuales, se convierte para muchos artistas y colectivos en razón de ser en sí misma; lo que aporta el corpus estructural a una obra de arte.
Quien no recuerda cuando nos tocó estudiar a los Impresionistas, con esa manera de aportar luz al mundo, una labor insaciable de búsqueda de tipos de iluminación, de jugar con la percepción a veces del mismo motivo recurrente, de obsesión por devorar la luz clara.
Si la luz se convierte en protagonista y motivo artístico es porque quizás, sólo ella, es capaz de lograr por sí sola esa unidad entre lo percibido y lo escondido que, como en un juego de pistas, tú te dejas llevar por tus propios descubrimientos. Por eso, para este mes os nombraré 3 ejemplos que personalmente me atraparon (y siguen haciéndolo) por su belleza.
El primero es la instalación que realizó Olafur Eliasson en 2003 para la Sala de Turbinas de la Tate Modern, “The weather Project” y que, para muchos, reafirmó la función social del museo. Un Sol deslumbrante que hacía caminar a sus visitantes hacia él (ajenos al frio exterior), una puesta en escena mágica que no ocultaba sus mecanismos, requerimientos técnicos y por tanto su falsedad.
Un juego de luces, calidez y clima que incluso dentro de un contenedor museístico, hacía vivir la ilusión de un hombre que juega con el tiempo y “toma el sol” a su antojo.
Sigo con un colectivo apasionante, LuzInterruptus www.luzinterruptus.com. Con sus intervenciones urbanas no sólo crean obras de belleza visual innegable sino que, todas tienen una historia, un relato de respuesta social, de implicación ciudadana.
Lo último, llenar el cielo de las calles de Rosarno (Calabria) de pimientos luminosos en su Peperonata nocturna o crear toda una lluvia azul luminosa realizada con preservativos de tamaño XL. Con ellos, hasta una amenaza nuclear sería hermosa (vídeo vimeo).
Y me despido con una de las obras del artista audiovisual Daniel Canogar www.danielcanogar.com con su videoinstalación “Waves” (realizada con leds) y que hace mirar a los techos (aquí en Texas) repletos de gente gateando y andando en esta jungla que, a veces, es la civilización.
Felices e Iluminadas Navidades 😉
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